Recoger materiales de empaques, una condición de responsabilidad y competitividad ambiental

Recoger materiales de empaques, una condición de responsabilidad y competitividad ambiental

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Desde hace más de 2 años se vienen presentando en la región latinoamericana resoluciones y decretos sectoriales que obligan a ciertas empresas a establecer programas de recolección selectiva de los envases y/o productos que han introducido al mercado. Sin duda esto es una responsabilidad de la industria. Sin embargo la implementación de los planes, la logística de la recuperación, la inversión en comunicación, educación, seguimiento, elementos promocionales, administración de los programas, entre otros, resulta para algunos sectores más costosa que las mismas ventas de los productos.

Considero que las empresas que trabajen desde ya integradas de manera gremial, que se preparen de forma articulada —con el gobierno, las empresas recolectoras, las cadenas, tiendas, mayoristas, entre otros— y vayan preparando la debida divulgación de la información para los consumidores, estarán en una plataforma de mayor competitividad, tanto para presentar sus resultados y avances a las entidades locales, como para llevar sus productos a los mercados internacionales.

A la fecha la industria no ha tenido que incluir los costos de recolección en el valor de los productos. De hecho, cuando lo hagan, no me sorprendería que les resulten alarmantes las cifras. Pero inevitablemente se deben preparar para este escenario, y promover un trabajo colectivo para, realmente, generar el impacto positivo que se busca con todo este esfuerzo. Esta es una labor que exige que las empresas se unan alrededor de una misma causa. De lo contrario, cumplir con las metas va a ser muy costoso y desafiante.

En Europa, desde hace más de 13 años se vienen adelantando estos trabajos, y muchos temas ya han sido superados, especialmente el de la responsabilidad del consumidor. Me atrevo a afirmar que, si bien conseguir que los empresarios se pongan de acuerdo es una tarea titánica, lograr que el consumidor se involucre en dicha tarea resultará todo un reto en nuestros países latinoamericanos.

El tema de la regulación relativa a la recolección selectiva de productos y envases está avanzando a pasos agigantados en nuestros países; especialmente para productos como baterías, farmacéuticos vencidos o sin uso, llantas, electrodomésticos, y envases de productos con potenciales efectos tóxicos, como los de plaguicidas domésticos.

En Colombia, por ejemplo, recientemente fue lanzado el Programa de Recuperación de los Farmacéuticos, Puntos Azules. Al respecto Carlos Costa Posada —Ministro de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial en Colombia— pidió evitar caer en el error de convertirla en una simple “campaña puntual”. Más bien enfatizó en su valor como esfuerzo con trascendencia a largo plazo, en el que todos los actores de la cadena asuman un compromiso y sumen esfuerzos. En este trabajo se concreta el trabajo de más de dos años de gestión de la Asociación Nacional de Industriales, ANDI, en Colombia, que logró poner de acuerdo a distintos actores de la industria, y encontrar un operador logístico para ponerlo en marcha.

Un actor muy importante que evolucionará con esta demanda de recolección de materiales de empaques y productos pos consumo, serán las empresas de recolección y disposición especializadas. Veremos cómo este trabajo se irá tecnificando más y más cada día, al punto de lograr que lo que hoy es una problemática, se convierta en una oportunidad integral desde la propia concepción de los productos.

Estas nuevas disposiciones invitarán a productores de bienes y convertidores de envases y etiquetas a revisar cada uno de los componentes de sus productos y materiales de empaque, con el fin de facilitar su disposición final, y hacerla eficiente y sencilla para el consumidor final.

Sólo cerrando los ciclos, y buscando alternativas rentables para la adecuada disposición final de los productos, se conseguirá obtener los resultados de los porcentajes de materiales que exigen las normas.

Para alcanzar esta meta se tendrá que hacer un trabajo de responsabilidad al interior de las empresas, así como de costeo y diseño adecuado. Ello con el fin de conseguir que estos productos y materiales no se pierdan en los rellenos sanitarios sino que, más bien, retornen a otros procesos productivos por medio del reciclaje, la incineración con recuperación de energía, la reutilización, o el compostaje.

En fin, tendremos que preguntarnos no sólo cuánto cuestan, sino cómo y qué sistemas existen para la disposición final adecuada, uniendo los esfuerzos del sector privado, los gobiernos, las empresas recolectoras y, por encima de todo, los consumidores finales quienes, con su ejemplo, serán motor de éxito de estos programas.

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