Películas plásticas con propiedades antimicrobianas y/o antioxidantes

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CEIDe@, agrupación de siete centros tecnológicos españoles que adelanta estudios en el área de las tecnologías de envase y embalaje, aplicadas a los productos alimentarios, presentó recientemente la evolución del proyecto Natal: desarrollo de envases activos flexibles que prolongarán la vida útil de los alimentos que entren en contacto con ellos.

El objetivo de la colaboración de las entidades participantes en Consorcio Estratégico de Investigación y Desarrollo de Envases Alimentarios  CEIDe@,  creado en 2007, es producir soluciones para envases activos de alimentos que carezcan de tratamiento tecnológico previo a su comercialización.

Así, Natal busca que a partir de aditivos naturales obtenidos de residuos agroindustriales (extractos de uva, ajo, cebolla, pimiento, alperujo, oleorresina de tomate y dos componentes de las  algas con función antioxidante: tocoferol y ácido ascórbico, entre otros), incorporados en material plástico, se obtengan películas activas que permitirán que sea el envase, y no las habituales etiquetas o sacos, el que realice las funciones de liberación de sustancias benéficas para el alimento o de retención de aquellas que causan rápido deterioro del mismo como le comentó Ana Galet, investigadora de ITENE -instituto miembro del CEIDe@, a El Empaque.

Las películas deberán ser aplicables a un amplio rango de procesos de conservación y  resistentes a temperaturas superiores a los 150ºC , y aumentar la vida útil en diversos tipos de alimentos como pescados, quesos, embutidos, carnes rojas, frutas o verduras.

El proceso de incorporación de aditivos en el material tiene lugar durante la extrusión de la película plástica, explica Galet, en la cual se incorpora el agente activo como un aditivo más del procesado. El proyecto también contempla el empleo de películas de quitosano con aditivos de extractos naturales, obtenidos por casting y recubrimiento.

Papel investigativo de las instituciones del CEIDe@
Los institutos miembros del CEIDe@ llevan a cabo estudios por separado en cuanto a procesos de extracción, de este modo, la entidad Anfaco-Cecopesca trabaja con Algas; CTAEX con residuo de tomate y de vinificación; Tecnalia con residuo de vinificación y de producción de aceite; y CNTA con residuo de vinificación, cebolla y pimiento asado.

Esta última entidad también adelanta un estudio de efectividad “in vitro” de diferentes tipos de alimentos para determinar la concentración necesaria para cada producto, previamente a su incorporación a la película plástica. Además, le apunta a la purificación de los extractos mediante un método denominado fraccionamiento por cromatografía preparativa. Por su parte, a través de la microencapsulación, Tecnalia pretende mejorar los procesos de estabilización de los compuestos.

La actividad antimicrobiana y antioxidante de algunos extractos comerciales también está siendo evaluada por los cinco centros tecnológicos agroalimentarios y dos centros tecnológicos especialistas en envasado y materiales plásticos que conforman CEIDe@.

Natal, parte del Programa español de INVESTIGACIÓN APLICADA 2011 de Apoyo a Centros Tecnológicos, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación y los Fondos FEDER de la Unión Europea, también contempla la evaluación de las películas con el fin de comprobar su comportamiento durante el sometimiento a diferentes procesos de tratamiento de conservación y funcionamiento con diferentes alimentos.

Para dicha evaluación, son las características del alimento las que determinan las exigencias del envase en función de su naturaleza, composición básica, características sensoriales, sensibilidad al entorno, comportamiento frente al material y vida útil deseable, entre otros, comentó la investigadora Galet.

En el proyecto se evalúa cómo los envases activos se ven afectados por tratamientos habituales como esterilización o pasteurización, por ejemplo, utilizados para retrasar el rápido deterioro de algunos alimentos, contrarrestándose en algunos casos la característica activa debido al sometimiento a altas temperaturas o presiones elevadas.

Por ello, cuenta Galet, “En los ensayos de efectividad de los envases activos procesados  sobre los alimentos seleccionados se determina la vida útil del alimento envasado, tanto en el material activo como en el material convencional, tras sufrir el tratamiento y las condiciones de conservación  seleccionadas en cada caso”.

La entidad de investigación ITENE afirma que el poder fabricar los propios aditivos ‘activos’ tiene tres ventajas principales: dar un valor añadido a los residuos que actualmente tiene valor cero, reducir la dependencia de las grandes multinacionales que ofrecen aditivos a costes muy altos y estándar, y tener la libertad para poder diseñar el aditivo para un alimento específico. Así, los resultados esperados con Natal, según el mencionado instituto, son:

  • Obtención de nuevos recubrimientos antimicrobianos basados en películas de quitosano y la microencapsulación de aditivos.
  • Estudio y control de las cinéticas de migración de los diferentes aditivos embebidos en películas flexibles basados en poliolefinas y quitosanos.
  • Elaboración de un envase flexible con óptima resistencia mecánica y térmica que permita el envasado de alimentos de diferente naturaleza química y que resista los diferentes procesos de conservación.
  • Desarrollo de películas multicapa barrera activas y específicas, con el fin de alargar la vida útil de diferentes tipos de alimentos con requerimientos de tratamientos de conservación y necesidades de envasado distintos, sobre todo para aquellos productos en los que los tratamientos térmicos no pueden ser utilizados como método de conservación, por la modificación de características sensoriales como es el caso de las frutas y embutidos.
  • Desarrollo de separadores activos y específicos para alimentos presentados en lonchas. Los cuales tendrán un contacto directo con el alimento y permitirán alargar su tiempo de conservación, principalmente una vez abierto el envase y previo a su consumo.

“A partir de este resultado se pretende obtener un nuevo material de envase que aportará novedosas posibilidades  de conservación y envasado de alimentos, y que podrá satisfacer las demandas de las empresas del sector”, concluyó Ana Galet.

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