Cuando soplamos el polvillo de una prensa para "limpiarla", lo que realmente estamos haciendo es redistribuirlo por toda la planta para que otros tengan que hacer exactamente lo mismo, un poco después. Jamás soplaríamos las alfombras de nuestras casas ¿verdad? Siempre usamos una aspiradora. Entonces, ¿Por qué no usar una aspiradora en nuestras plantas?
Todo nos llega a través del trabajo. Trabajo es el empleo de tiempo, energía y recursos. Existen dos tipos de trabajo, el buen trabajo y el mal trabajo. El buen trabajo emplea correctamente el tiempo, energía y recursos. El mal trabajo emplea erróneamente el tiempo, energía y recursos. Desperdicio es el mal uso de tiempo, energía y materiales. Frente a nuestra necesidad de generar riqueza, sólo podemos controlar el desperdicio del tiempo, energía y recursos a nuestro cargo. Cuando descuidamos nuestro orden, generamos problemas de seguridad lo que genera, a su vez, bastante desperdicio. El Doctor Paul Steward, Jefe de la Oficina Estadounidense de Estadísticas de Trabajo (U.S. Bureau of Labor Statistics) afirma que: "Las caídas, los resbalones y tropiezos causan más accidentes que la maquinaria", y que "estos accidentes son causados por desaseo y desorden en las plantas, más que por cualquier otra causa."
La congestión es una forma de desorden. Si tenemos congestión en nuestras plantas de producción, esto es evidencia de desorden o falta de control gerencial. La mejor muestra de que somos verdaderamente ordenados es no tener absolutamente nada en nuestra área de trabajo que no sea necesario, y que las cosas que hay estén en su lugar. Este concepto lo podemos aplicar tanto a nuestras vidas personales, como a nuestras vidas profesionales.
Se dice que la limpieza es responsabilidad del equipo de aseo, pero muchas veces esa acumulación podría ser prevenida por la misma gerencia. Tomemos el caso del desperdicio que dejan las troqueladoras, y que aparece a los lados de nuestras máquinas. Si tuviéramos nuestros uretanos rectificados y bien montados, troqueles en perfectas condiciones, cartón bien curado y la cantidad de refile necesario para una buena ejección, no tendríamos desperdicio de recortes por todos lados. Todo esto es función de una buena gerencia, no del equipo de aseo de la planta.
Hobbs, presidente de Detriot Seamless Steel Tube Company escribió que el "descuido es la causa principal del pobre desempeño en nuestras fábricas, y la suciedad y el desorden son la evidencia de esta condición". Una empresa importante quiso documentar la importancia del orden, medida en dólares americanos, e hizo un estudio durante cuatro años. En ese periodo transformó una de sus plantas de manera tal que tuvieron 50% menos inventario, requirieron 25% menos mano de obra para operar la planta, y experimentaron 31% menos accidentes. Concluyeron que si se le da a un individuo una razón para tener orgullo en su trabajo, será feliz en él, leal a su empresa, e inevitablemente hará mejores productos. El orden mejora la eficiencia individual, e incrementa la eficiencia de la planta entera. Esto resultará en mayor producción, mejores productos, menor costo, y más negocios y prosperidad para todos.
No veamos a la limpieza como un gasto. Ha sido demostrado, muchas veces, que en un largo plazo uno gana más con una operación limpia y ordenada. Siempre me impresiona cuando los equipos de trabajo de una empresa me dicen: "El supervisor no nos da tiempo para limpiar el equipo de producción". De la misma forma, un gerente me dijo que el director cree que si tenemos copada el área de hojas en proceso, la gente se va animar porque va pensar que se tiene mucho trabajo aún cuando, a lo mejor, no es así.
Nuestro mundo premia con grandes reconocimientos, y con dinero, a la innovación que se deriva de la iniciativa ¿Y qué es iniciativa? Es hacer las cosas bien desde la primera vez, sin que nadie nos pida que así sea. El autor de libros de negocios y autoayuda Elbert Hubbar (de títulos como "Little Journeys to the Homes of the Great Businessmen" - "Jornadas cortas por los hogares de los grandes hombres de negocios") escribió: "El mundo se divide en tres tipos de gente. Los que pueden hacer las cosas correctamente sin que alguien les diga, los que hacen las cosas después de que se le pide una sola vez, y los que necesitan recibir las instrucciones varias veces. El éxito en la vida proviene de las dos primeras clases de gente. Los fracasos vienen del tercer tipo de personas".
El valor de cada individuo para su empresa es gobernado, totalmente, por la cantidad de supervisión que requiere.
Nota del autor: Agradezco a Russell L. Smith por su ayuda.