Estibas metálicas, resultado de un exitoso caso de transformación social y empresarial
Estibas metálicas, resultado de un exitoso caso de transformación social y empresarial
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Concentrados en sus labores y en el manejo de sus máquinas y herramientas, a los trabajadores de la empresa Industria Colombiana de Estibas, Incoles, les toma por sorpresa la visita de El Empaque, que quiere conocer y mostrar la experiencia humana y empresarial de un grupo excepcional: Antiguos habitantes de la calle, reinsertados de los grupos armados al margen de la ley, fármaco-dependientes rehabilitados, discapacitados, expresidiarios y mujeres con experiencias pasadas de abandono y maltrato que trabajan hoy bajo un precepto cristiano en la construcción de una empresa que crece y se desarrolla vertiginosamente. Sus historias de vida hablan de rencores, pasiones irrefrenables, desconfianza y engaños; de encierros y de fríos callejeros que hoy son historia y han dado paso a un arraigado compromiso con ellos mismos, sus familias y su empresa.
Hace diez años, Carlos Beltrán, uno de los gestores y gerente de esta iniciativa, decidió pasar de la comercialización de láminas de acero a producir estibas metálicas que se diferenciaran de la oferta disponible por sus propiedades de eficiencia, durabilidad y economía. Miembro de la iglesia cristiana “A Él oí”, Carlos decide integrar la labor social de su congregación con su tesón de empresario y crea una fundación para capacitar y ofrecer alternativas de vida a personas con problemas de adaptación social. Sorteando dificultades y soportando algunos tropiezos, gradualmente se empieza a conformar un equipo de trabajo que aprende fácilmente y se adapta al cumplimiento de estándares y procesos. Se crea entonces un modelo básico de estiba metálica, resistente, liviana y ecológica con la cual inicia operaciones la empresa en el año 2002.
Promocionando su empresa y sus productos en ferias y eventos industriales, Carlos crea lentamente una base de clientes para sus productos y logra conformar una dinámica de producción que brinda empleo a cerca de medio centenar de trabajadores. El proceso, sin embargo, no ha sido fácil. Los obstáculos de los bancos al otorgamiento de créditos frustraron en algún momento los planes de expansión de Incoles, que veía en la aceptación de sus estibas metálicas una magnífica oportunidad de crecimiento. No obstante, el empeño y la innovación reflejada en la ampliación de la gama de productos van abriendo un espacio de trabajo más amplio y generando las condiciones para financiar la expansión de la compañía.
Luego de consolidar su modelo básico de estiba metálica, resaltando sus propiedades de bajo peso, precio asequible y alta resistencia y duración, Incoles comienza a desarrollar modelos para aplicaciones especiales, como es el caso de estibas con un sistema de contención de líquidos para el transporte seguro de productos aceitosos y residuos líquidos, estibas apilables, modelos que integran metal y madera, unidades con ruedas para el transporte interno de materiales, entre otros productos que extienden su campo de acción y crean para la empresa nuevas oportunidades de crecimiento.
Con la integración de estos nuevos productos a su oferta, la empresa comienza un proceso de desarrollo que la lleva a pasar de una facturación inicial de 40 millones de pesos a un volumen de ventas actual cercano a los 1.900 millones de pesos al año. Este fortalecimiento financiero se traduce en sólidas inversiones en equipos y materiales, en la ampliación de las instalaciones, y en la implementación de un proceso ágil y eficiente que permite una producción acorde con las necesidades de un numeroso grupo de clientes, entre los cuales se encuentran empresas como Quala, Solla, Terpel, Bavaria, Casa Luker, Siemens y muchos otros que han confiado a Incoles sus necesidades de manejo logístico.
La adquisición de equipos modernos en Incoles comprende la integración en los procesos de producción con equipos de tecnología turca. Una unidad computarizada Durma realiza el corte de las láminas metálicas, garantizando el tamaño y la escuadra perfecta de las placas que darán forma a los elementos de las estibas. Un paso siguiente en el proceso consiste en el doblado de las láminas previamente cortadas para conformar las partes armadas, que más adelante se sueldan, liman y pulen. Una vez ensamblada, la estiba pasa a un horno de pintura electrolítica, donde se aplican las capas de pintura necesarias y se hornea a una temperatura de 220 grados centígrados. El resultado final son estibas estéticas y coloridas, con una capa de pintura altamente resistente a los rayones y al deterioro propio de las operaciones de transporte.
En tan solo una década Incoles ha logrado consolidar una estructura productiva caracterizada por la eficiencia y el compromiso de su equipo humano con su trabajo. Integrando principios de confianza, acompañamiento sicológico y espiritual, capacitación y respeto, la empresa ha logrado transformar radicalmente la vida de un grupo de personas con un pasado social problemático. Hoy sus historias de éxito y transformación forman parte integral del crecimiento y evolución de esta empresa colombiana fabricante de estibas. Hoy este grupo humano ha visto “fortalecida su autoestima y aumentado su sentido de pertenencia con una comunidad que antes los rechazaba, con proyección de una empresa para facilitar empleo a todo tipo de población”.
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