¿Es el papel un sustituto del plástico?

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Tanto desde el punto de vista técnico como en lo ambiental, expertos advierten que el efecto de sustituir el plástico por papel y cartón en empaques podría ser contrario al deseado, por lo que hay que revisar todo el panorama antes de pensar en una sustitución. 


Sugerir que el papel es una alternativa para reemplazar el plástico “es como pensar que un solo hombre puede ejercer todas las disciplinas conocidas en nuestras sociedades”. Si bien es un material útil en algunas aplicaciones, ya que es factible que provenga de fuentes renovables, almacena carbono y si se controla en sus orígenes y en su disposición es posible cerrar el círculo económico; tiene algunas limitaciones que, vistas en perspectiva, tienen un impacto ambiental similar y, en ocasiones, mayor al que algunos imaginan.

La afirmación la hace el profesor Jorge Alberto Medina Perilla, director del Grupo de Investigación de Materiales y Manufactura de la Universidad de Los Andes, en Colombia, quien asegura que el problema que debemos resolver como sociedad va más allá de si utilizamos papel o plástico, y en cambio es necesario revisar cómo estamos actuando como humanidad desde nuestras comodidades e intereses.

Margarita Balcells, gerente general de la Asociación de Industriales del Plástico (ASIPLA) en Chile, coincide con Medina en que la pregunta más importante no debería ser si podemos reemplazarlo por otro material, sino cómo hacemos un correcto balance entre los insumos que utilizamos para empacar, de manera tal que reduzcamos y mitiguemos el impacto ambiental que genere ese residuo, “incluso cuando sea reciclado”.

Razones técnicas

Para Jorge Alberto Medina, el plástico, como cualquier otro material, cumple unas funciones que, por sus características, le hacen irremplazable en muchas de sus aplicaciones, tal como sucede también con otros materiales en diferentes situaciones (cerámicos, metales, etc); sin embargo, en su concepto “el problema con el plástico es que su impacto es visible, mientras que para otros materiales con huellas de carbono mayores viven esto de forma invisible”.

Para el profesor, el papel es un material que cumple funcionalidades en las que puede ser irremplazable, pero los que piensan que es más amigable con el medio ambiente tienen que considerar varios aspectos.

“El papel se obtiene de fibras extraídas y refinadas de fuentes vegetales, incluyendo bosques. Es bueno si viene de bosques renovados y no de la deforestación. El refinamiento es intenso en uso de agua y química para blanquear. Finalmente, no se biodegrada de forma inherente y se puede convertir en otro residuo sólido longevo. Recuerden los fajos de papel que se extraen de los rellenos sanitarios después de años de estar bajo el suelo”.

Por eso reitera que este es un material que es útil en algunas aplicaciones, pero en otras ofrece opciones limitadas: “no es impermeable al agua u otros medios y no es tenaz”.

Medina comparte una de las conclusiones del Life Cycle Initiative de las Naciones Unidas, con relación a los empaques de un solo uso: ¨Las bolsas plásticas de un solo uso se clasifican mejor que las bolsas de papel de un solo uso y las bolsas biodegradables de un solo uso en casi todas las categorías ambientales, excepto en los impactos de basura fugada¨.

Margarita Balcells, de Asipla Chile, reafirma lo dicho por Medina en el sentido de que el plástico ofrece unos beneficios tan vigentes que lo hacen “irremplazable”, como por ejemplo su impermeabilidad o la capacidad que tiene para conservar alimentos durante un tiempo determinado, que con el papel no es posible conseguirlo a menos que tengan un recubrimiento, justamente, de plástico, o que el producto sea para consumo inmediato.

“Antes de hacer la migración de un material a otro conviene evaluar el impacto ambiental de cada uno, ya que muchas de las sustituciones que se quieren generan se produce a partir de esa demonización del plástico. En Chile, por ejemplo, lo hemos visto con algunos productos a los que se les cambió su envase de polipropileno tradicional, flexible y hermético, que los mantenía frescos, a materiales que no tenían sus mismas cualidades y después los fabricantes tuvieron que volver al polipropileno para no afectar la calidad del producto”, sostiene Balcells.

Para la gerente general de Asipla, es importante ver en perspectiva el ciclo de vida de los productos a empacar antes de decidir si se usa papel, cartón o plástico, pues el daño ambiental asociado a la cadena de producción y de distribución puede ser mayor.

Se refiere, por ejemplo, a que sacrificar el plástico en los empaques de alimentos puede significar, en muchos casos, la generación de un desperdicio cuyo efecto ambiental por causa de la emisión de gases de efecto invernadero supera, por mucho, al resultante de la producción del plástico.

Por tanto, Balcells insiste en que “no hay soluciones milagrosas” y en cambio la mejor salida es establecer un pacto colectivo entre ciudadanía y organizaciones para tomar medidas que nos permitan realizar un descarte adecuado de los residuos para que estos sean reaprovechados y reincorporados en el ciclo productivo.

La Asociación Peruana de la Industria Plástica, Apiplast, respondió a El Empaque + Conversión que “no es posible optar por otros materiales que reemplacen al plástico definitivamente”, y la entidad estuvo de acuerdo con el profesor Medina y la gerente Balcells en que lo ideal es “hacer un mejor uso del plástico, basado en un modelo de economía circular; es decir, un sistema de aprovechamiento de recursos donde prime la reducción de desechos. Finalmente, una vez transformados en residuos, los plásticos pueden ser valorizables a través del reciclaje”.

Para la Asociación, algunos beneficios no tangibles del plástico respecto al papel y el cartón es que es “más higiénico”, de allí su uso habitual en ambientes hospitalarios y quirúrgicos.

“Gracias al plástico, los carros que transportan los productos embalados con este material emiten menos CO2 debido a que su aporte al peso de la mercancía es mínimo, y su producción demanda un menor consumo de energía”, agrega la entidad.

La repelencia frente a los líquidos o los sólidos: un factor determinante

Las doctoras Nanci Ehman y María Cristina Area, investigadoras del programa de Celulosa y Papel del Instituto de Materiales de Misiones en Argentina, entidad que pertenece a la Asociación de Fabricantes de Celulosa y Papel en ese país, comentan que ante las reiteradas menciones que se hacen en torno a que los papeles y los cartones pueden ser sustitutos de los materiales de plástico no biodegradables, hay un desafío que aún los primeros no han podido cumplir, y que los segundos sí lo tienen: las propiedades barrera a la humedad y al oxígeno.

Esto quiere decir, que un empaque 100 % de papel o cartón, como en la actualidad se lo encuentra en el mercado, aún no puede implementarse como un reemplazo debido a su carácter hidrofílico. Es un material que absorbe con rapidez la humedad, siendo además poco repelente para las grasas y aceites. Es por esta razón que aún se aplican polímeros plásticos sobre estos envases de papel y cartón para incrementar las propiedades de barrera, conduciendo a reducciones en el tiempo de degradación o incluso dificultades para el reciclado”, explican las expertas.

De acuerdo con ellas, las alternativas resultan en importantes desafíos para los productores, no solo porque el material deba ser biobasado, fácilmente reciclado o biodegradado, sino porque además debe ser realmente competitivo en el mercado.

Y agregan: “solamente en el mercado de envases flexibles los envases plásticos representan un consumo del 93 % en comparación con un mercado del 5 % para papeles y cartones. Otro de los aspectos que implica desafíos para los fabricantes es la tecnología y los materiales disponibles para la creación de estos embalajes basados en papel y cartón. Es de vital importancia que los productores tomen conciencia y que estos cambios sean acompañados de leyes que demanden la utilización de materiales y empaques con componentes de bajo impacto ambiental”.

La responsabilidad extendida del productor es clave

Dice Jorge Medina que si no se establece una responsabilidad extendida al productor, es decir, la responsabilidad técnica y económica por la correcta disposición de los desechos que se produzcan después del uso de cualquier material; si no nos basamos en las herramientas para el análisis del ciclo de vida para diseñar y concebir nuevos productos; si no introducimos el ecodiseño ni educamos a la sociedad para un uso racional de los recursos, “no se está cerrando el ciclo deseado para una economía circular”.

Y se cuestiona: “si usted mira todos los productos plásticos que lo rodean, ¿se los puede imaginar en otro que cumpla mejor su función y que impacten menos? Haga la prueba”.

En Chile, afirma Margarita Balcells, de Asipla, desde 2016 está vigente la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP), que definió unos esquemas para seis productos prioritarios, entre ellos el de envases y embalajes, que entrará en vigencia en septiembre del 2023, que requiere a los productores de estos elementos el diseño de una infraestructura de recolección y clasificación para la recuperación del material a nivel domiciliario.

Estos esquemas pretenden incrementar las tasas de circularidad de los envases y embalajes elaborados con materiales como el plástico, que se complementan con otras iniciativas públicas y privadas como el Pacto Chileno de los Plásticos o el Acuerdo de Producción Limpia, para incentivar la incorporación de material reciclado en los procesos productivos y así disminuir el impacto ambiental que genera su utilización.

Un tema amplio y profundo sobre el cual habrá mucho por debatir en el corto, el mediano y el largo plazo, con implicaciones en los comportamientos que tenemos los humanos como consumidores y actores de una sociedad que requiere salidas para disminuir el impacto que sus acciones generan al planeta y a su entorno.

Factores para tener en cuenta entre el papel, el cartón y el plástico

Daniel Mitchell, presidente ejecutivo de Acoplásticos

 

Daniel Mitchell, presidente ejecutivo de Acoplásticos

¿Qué diferencias hay entre los atributos técnicos del plástico y el papel o el cartón en su uso como empaque?

“Hay que tener en cuenta varios aspectos claves, como la impermeabilidad. Hay muchos productos: las carnes, los pollos y otros, que al estar húmedos o calientes no pueden ser empacados con papel y el cartón o si se hace, deben tener un recubrimiento que por lo general es de plástico, porque si no traspasan el material.

Otro factor es la resistencia. En alimentos como el arroz, el azúcar o los granos, si vinieran empacados en papel o cartón el recipiente podría romperse, dependiendo de la cantidad, aumentando la posibilidad de un desperdicio, que es otra de las funciones importantes del plástico. Se calcula que entre el 6 % y el 7 % de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen de los residuos orgánicos que llegan a los rellenos sanitarios.

Por otro lado, el empaque de las barras de jabón por lo general es de papel o cartón, pero por dentro tiene una película de plástico; igual sucede con el tetrapak, que tiene más plástico incluso que una bolsa de leche. Esto ocurre porque este material tiene unas condiciones técnicas que no se encuentran en otros”.

¿Y en cuanto al impacto ambiental que generan estos dos materiales?

 

“Hay que verlo desde varios ángulos, comenzando por la etapa de producción de cada uno. Para generar papel se requiere mucha más agua (casi nueve veces más) y energía (entre cuatro y cinco). Además, el papel y el cartón son más pesados y ocupan más espacio, por tanto, tienen un impacto grande en su manipulación y transporte. Eso no solo ocurre con este material: cuando se sustituye el plástico por vidrio en envases sucede lo mismo, éste pesa más y demanda más agua y energía en su producción, por tanto se necesita más gasto de combustible y de espacio en su distribución”.

Se dice que el papel y el cartón se degradan más rápido que el plástico y por ende contaminan menos…

 

“En estos temas hay que poner todo sobre la balanza. Es claro que el papel y el cartón se degradan más rápido, pero es porque el plástico es más resistente.

El plástico genera un impacto ambientales en los ecosistemas marinos, pero si se le sustituye por papel y cartón, ese daño es mayor, porque estos materiales se deshacen más rápido y por ende esas partículas llegan más rápido a las especies que habitan dichos espacios, a diferencia del plástico, que al ser más resistente se mantiene más compacto y flota debido a su impermeabilidad. En todo caso, lo ideal es que ningún residuo termine en el medio ambiente”.

 

¿Qué pasa con las especificaciones de cada uno para favorecer las tasas de aprovechamiento y circularidad?

 

“En ambos casos hablamos de productos reciclables, aunque con el papel y el cartón se dificulta cuando son utilizados como empaques de alimentos y se ensucian. Las tasas de reciclaje son más altas cuando estos materiales son corrugados, ya que se mantienen relativamente limpios.

 

Con el plástico, en cambio, no importa si se unta de comida ya que al ser impermeable se deja limpiar más fácil”. 

¿Qué tanto se ha incrementado el uso de papel y cartón en sustitución del plástico?

“Hay algunos usos en donde el papel y el cartón predominan, como en el empaque de mercancías, a diferencia de las bebidas y los alimentos, donde el plástico es más utilizado.

Debido a medidas como el impuesto al uso de las bolsas de plástico en supermercados, vemos que ha habido un aumento en su sustitución por bolsas de papel, aunque también ha crecido el interés por las bolsas reutilizables de polipropileno.

Sin embargo, hay que decir que producir papel o cartón es hasta tres veces más caro que el plástico, y ese precio al final se le traslada al consumidor, por tanto, esa puede ser una de las razones que dificulta que se aumente esa transición”.

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