El IMPEE, Instituto Mexicano de Profesionales de Envase y Embalaje, que por más de 20 años ha puesto un sin número de capacitaciones al alcance de la industria latinoamericana del envase, desarrolla un texto en el que describe al envase como un “vendedor silencioso” clave en el proceso comercial y de relacionamiento a largo plazo con el cliente.
El vendedor silencioso
De una manera más frecuente, el envase ha ido adquiriendo más importancia en la industria hoy en día. Ha dejado de ser solamente un contenedor para el producto y ha empezado a convertirse en una cuestión de estatus, tanto así que ha llegado a llamarse el vendedor silencioso por ser el primer contacto tangible y visual que el consumidor identifica del producto.
Al adquirir un producto, el usuario tendrá en mente varios factores influyentes como la marca, la calidad, el prestigio, el precio, etc. El envase debe comunicar todos estos elementos a simple vista ya que estos serán componentes primordiales en la decisión de compra. El objetivo de un envase es contener el producto, proteger, conservar, cuantificar, dosificar, identificar, informar, promover, exhibir, agradar, persuadir, convencer, y conquistar. El envase promociona, vende; es un factor que influye sobremanera en la decisión de compra por impulso del consumidor en el punto de venta.
El diseño gráfico y estructural
Al diseñar un envase deben contemplarse elementos formales y de comunicación, como la función, la forma, y la comunicación. La realización del envase es un trabajo conjunto del diseño estructural y el diseño gráfico en donde el primero se entenderá como el cuerpo del envase, ya sea caja, frasco, envolvente, etc., y el segundo, como el manejo de formas y espacios suficientes y atractivos para que funcionen como soporte de los textos e imágenes a contener.
En el punto de venta existe una gran competencia por un mismo producto. El envase tendrá solamente dos segundos para atraer la atención del consumidor y probablemente se complete la compra. Sin embargo, el peligro para las empresas será sin duda, que esta primera función del envase no se lleve a cabo y su producto quede en desventaja ante las otras marcas.
Para lograr éste propósito, el envase deberá contar con una personalidad propia con la cual el consumidor se identifique. Podrá ser el color, el tamaño, la forma, o incluso la textura visual, las cuales formen una ilusión óptica que llame la atención.
Envase exitoso
Una vez que el envase se encuentre en las manos del consumidor, la siguiente tarea del envase será convencer. Podrían influir los materiales, ya sean ecológicos, biodegradables o ser un envase sustentable; podría ser también la textura, el valor agregado del producto escrito en una etiqueta, etc.
Después de este análisis nos ponemos a pensar que en la actualidad no podemos decir que se tiene un producto si éste no posee una marca, un logotipo, un eslogan, un etiquetado que vaya de acuerdo a las normas. Este tiene que comunicar al consumidor lo que está adquiriendo, y obviamente la forma más fácil de hacerlo es a través de un envase. Todos estos elementos son indispensables y forman parte del producto.
No hay que olvidar que para tener el éxito esperado de nuestro diseño, hay que tomar en consideración la reducción de costos, las cantidades que va a contener, así como el tipo de proceso a utilizar. Es importante planear qué ciclo de vida tendrá el producto y el mercado al que irá dirigido.
A propósito del desarrollo de envases, el instituto ofrece para el 20, 21 y 22 de febrero de 2013, el curso-taller presencial diseño gráfico y estructural de envases