Documento sin título
Si quisiéramos etiquetar el año que comienza, bien podríamos hacerlo como uno "de grandes retos económicos". El panorama en América Latina muestra complejos desafíos.
Y si observamos la perspectiva económica mundial encontramos que, a pesar de haber salido de la crisis de 2009, gran parte de los países aún no encuentra despejado el camino de la recuperación. O por lo menos el crecimiento se está dando con tasas inferiores a aquellas previas a la crisis. En 2010 el crecimiento de la economía mundial fue de 5,2%, en 2014 de 3,3% (estimado), y para 2015 se espera alcance 3,8 %, de acuerdo con proyecciones del Fondo Monetario Internacional.
En 2015 la capacidad de respuesta y de maniobra de las economías latinoamericanas serán puestas a prueba, especialmente frente a las implicaciones de la caída en picada de los precios internacionales del petróleo. No obstante estas pruebas duras en materia económica también plantean oportunidades muy valiosas en las que los gobiernos de América Latina deberían capitalizar, como son aquellas tendientes al impulso de las industrias manufactureras, como la del envase y embalaje.
Como bien señalan los expertos en competitividad, para lograr un auténtico desarrollo sostenible y generar valor los países necesitan una fuerte estructura industrial. América Latina podría encaminar muy bien políticas orientadas a reforzar su industria manufacturera, pues éstas son realmente anticíclicas. Precisamente, una industria como la del envase y embalaje podría verse altamente beneficiada con políticas de fomento industrial, tanto directa como indirectamente. En forma directa con políticas de fomento (similares a las de sustitución de las importaciones de los años setenta). Y de manera indirecta con el impulso de la demanda interna que tiene, como se sabe, un efecto multiplicador. Tal y como se evidenció concretamente en la industria del envase y embalaje en México, que en los años 2010 y 2011 alcanzó tasas de crecimiento históricas de 13%; o como la industria brasileña del empaque que, a comienzos de esta década, logró tasas de crecimiento de 8%.
Justamente Brasil, cuyo crecimiento económico para 2015 se espera sea de 1% (según proyecciones de la CEPAL), ya está estructurando a través de su nuevo Ministro de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior, Armando Monteiro, una política para mejorar su competitividad industrial, precisamente como bastión para su crecimiento.
En 2014 la economía de México creció 2,4% (estimado), y se espera que en 2015 crezca 3,5%, luego de las recientes reformas realizadas en energía e inversión, ello buscando incrementar la demanda interna, factor que como sabemos favorecería a su vez la demanda de maquinaria para envasado y conversión, y de soluciones de envase y embalaje.
Algunos países de la región, con positivas perspectivas económicas, son Panamá, Bolivia y Perú, que en 2015 esperan crecimientos importantes de 6,4%, 5,0% y 5,1%, respectivamente, de acuerdo con cifras de la CEPAL. Perú es un claro ejemplo reciente de éxito en la aplicación de políticas públicas acertadas de estímulo a la industria.
Y el panorama se torna mucho más brillante para Colombia y Chile, cuyas economías con estructuras más sólidas demuestran mayor estabilidad, comparativamente con gran parte de los países de la región. A pesar de que Chile ha sufrido un mayor impacto por la caída de los precios del cobre, se espera que para 2015 su economía crezca 3,3%, y motores de su crecimiento --como lo es su sector vitinícola-- continúan impulsando a su industria de envase y embalaje.
Colombia, por su parte, logrará estar muy cerca de lo presupuestado, con una tasa de 4,5% para 2014 (según estimaciones con cifras del tercer trimestre), y su proyección para este 2015 es de 4%. Esto, lógicamente, con el gran reto de superar su dependencia de las exportaciones petroleras.
La otra gran prueba económica de América Latina, que impactaría a nuestra industria de envase y embalaje este año, la constituye la presión sobre sus monedas. Concretamente en la industria del empaque esto generaría efectos negativos por el incremento de los precios de insumos importados, pero al mismo tiempo beneficios al generar una mayor demanda por la sustitución de productos importados, especialmente de consumo masivo.
A este movido panorama económico se enfrentará en 2015 la industria Latinoamericana del empaque y embalaje, y tendrá que asumirlo manteniendo crecimientos superiores a los mostrados por las economías nacionales. Afortunadamente en la última década la industria del empaque en América Latina ha demostrado que sí tiene la capacidad de maniobra, justamente gracias a las estrategias de innovación de sus pujantes industriales, como su gran herramienta competitiva.
Esto le da a nuestra industria Latinoamericana del envase y embalaje un amplia probabilidad de crecimiento a tasas anuales promedio superiores a 3,0% durante la próxima década, cuando el promedio del crecimiento del PIB de la región, en los próximos 5 años, sería de 2,1 %, según las "Perspectivas económicas mundiales" recientemente publicadas por el Banco Mundial.