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Estimaciones ampliamente citadas sugieren que el 90% de las "cosas" que compramos se descartan en un plazo de de 6 meses a partir de su compra. Lo peor es que solo el 10% de estas "cosas" termina yendo a algún tipo de instalación de conversión de residuos en energía, mientras que el restante 90% de los residuos de los Estados Unidos termina en un vertedero.
Con más de 360 millones de estadounidenses, que producen en promedio 4 libras de basura al día, es evidente que nuestros sistemas de reciclaje deben ser ampliados para abarcar más materiales, y rápido. Peor aún, incluso los formatos de envases comúnmente reciclables, como PET y botellas de plástico HDPE, son sólo recuperados a una tasa estimada (irrisoria) de 25%.
Examinando la bolsa de las papas fritas
Echemos un vistazo a un flujo común "no reciclable" de residuos, las bolsas de papas fritas, las cuales se pueden encontrar en despensas, tiendas de delicatessen, almacén de alimentos y cafeterías a nivel nacional. Más de 17 mil millones de bolsas de papas fritas se producen cada año en Estados Unidos, y ya que las bolsas de papas fritas no son reciclables a nivel municipal, uno puede imaginarse a dónde van a parar. Esta pérdida de energía y de recursos es enorme, y sin embargo botar un envoltorio de pasabocas es algo natural para nosotros.
Lamentablemente este sistema de “de la cuna a la tumba” es estándar. Muchos productos de consumo son todavía empacados en envases no reciclables, como las películas flexibles y los plásticos de alta numeración, entre otros. Las formas híbridas de empaque, como el plástico y el aluminio fundidos para hacer bolsas de papas fritas, son difíciles y costosas de reciclar, razón por la que son ignoradas por el reciclaje municipal.
Para combatir esta pérdida de recursos, TerraCycle crea sistemas gratuitos para que los consumidores reciclen estos flujos diversos de residuos "no reciclables", incluyendo las bolsas de papas fritas. Estos programas de recogida son similares a los "Bottle Bills" privados, para una variedad de materiales tradicionalmente difíciles de reciclar, y los recupera a nivel nacional. Sin embargo, aun cuando TerraCycle evita que decenas de millones de bolsas de papas fritas lleguen a los vertederos cada año, miles de millones de bolsas de papas fritas no recicladas terminan en los rellenos sanitarios.
Contribuye al cambio -Chip in for change-
Así que desafié a mi equipo en TerraCycle con una pregunta simple pero monumental. ¿Podemos nivelar la tasa de reciclaje de bolsas de papas fritas a la de las botellas de plástico recuperadas municipalmente? Se tardó 40 años para llegar a la tasa de reciclaje del 25% de las botellas de plástico, de hoy en día, pero ¿Sería posible que una pequeña empresa privada incremente las tasas de reciclaje al mismo nivel en menos de 4 años?
Para el desafío, TerraCycle lanzó un nuevo programa llamado “Chip in for Change" (contribuye al cambio), con el ambicioso objetivo de que un municipio local en Nueva Jersey alcance un 30% de reciclaje de bolsas de papas fritas en 4 meses. Este programa se puso en marcha el 11 de julio de 2012 en Hamilton Township, Nueva Jersey y se extenderá hasta el mes de octubre. Con éxito, Hamilton Township servirá como piloto para las oportunidades de scale-up en todo el país.
Para iniciar este programa, "Chip in for Change", se han ubicado cajas de recolección en más de 200 lugares diferentes en todo el municipio, intentando incentivar a los residentes a reciclar al menos el 10% de las bolsas de papas fritas que consumen. Sin embargo, si todo el mundo "chips in" (contribuye) creo que juntos podemos alcanzar una tasa de reciclado del treinta por ciento de las bolsas de papas fritas.
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(Foto: AnneCN/CC BY 2.0)
Un creciente esfuerzo para promover la conservación de recursos, conocido como "responsabilidad ampliada del productor" o EPR por sus siglas en inglés, hace que el fabricante de un producto sea responsable de todo el ciclo de vida del mismo y de su empaque, incluida la financiación de la recuperación, reciclado o eliminación final del producto. El objetivo del EPR es que las empresas diseñen productos que sean fácilmente reutilizables y/o reciclables al final de su ciclo de vida.
A finales del 2010 se promulgaron las leyes de EPR en 33 estados de Estados Unidos, para un total de 72 leyes, en mayor o menor grado, obligando a la responsabilidad del productor. Los impuestos de empaque -el brazo coercitivo de los esfuerzos de EPR- son mucho más comunes fuera de los Estados Unidos, tal es el caso de los impuestos sobre envases en Canadá, Brasil, Reino Unido y todos los países de la Unión Europea, por nombrar sólo algunos.
TerraCycle hace que la EPR sea posible mediante la eliminación de la idea de los residuos. Que las grandes empresas estén cada vez más propensas a financiar el reciclaje de sus productos y empaques, los cuales anteriormente no eran reciclables, ya sea en su preparación ante las venideras leyes EPR o para sofocar el aumento de las exigencias de los accionistas y consumidores, es irrelevante. Lo importante es destacar que son los consumidores los que están participando voluntariamente en un cambio transformador.
En TerraCycle tenemos la esperanza de que nuestro programa piloto “Chip in for Change” en Hamilton Township, Nueva Jersey, demostrará que la empresa privada puede producir tasas de reciclaje más altas y más rápido que cualquier nueva ley o impuesto. Idealmente, con los ciudadanos de Hamilton Township, podremos demostrar la importancia y el valor de la EPR en tanto que las personas se interesan por cerrar el ciclo.
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