Polimérica S.A. se alía con proveedores para impulsar su crecimiento

En un mercado altamente competido, Polimérica S.A. inició en Bogotá sus operaciones con una pequeña máquina de soplado para PET, que le sirvió como motor para lanzarse a la aventura de suplir las necesidades de envases de diversos y exigentes sectores industriales. Para asumir el reto, los socios y directores de Polimérica consultaron a fondo las particularidades y los concurrentes del mercado, las necesidades de los clientes e identificaron un factor que se convertiría en la piedra angular de su crecimiento: el precario nivel de atención y cumplimiento de plazos que era un factor común por entonces en el medio; una deficiencia que los propietarios de esta naciente empresa se propusieron combatir y convertir en su principal factor competitivo.

Hoy, Polimérica, que en sus inicios se concentró en el suministro de soluciones de envases PET a las empresas del sector de alimentos, es una compañía con una facturación mensual cercana a los 900 millones de pesos y competitivos niveles de producción, gracias a una atención permanente a las tendencias del mercado y a la integración en sus procesos de producción de las innovaciones tecnológicas que van surgiendo en el mundo.

La construcción de una imagen
En un entorno de negocios con estas condiciones, servir con eficiencia y puntualidad se constituyó en el pilar principal para la construcción de una imagen de marca que representa hoy uno de los principales activos de Polimérica. “Para nosotros este proceso fue de gran importancia”, recuerda Iván Darío Gómez, gerente de la empresa, “como estábamos naciendo, nos propusimos ser identificados como un proveedor confiable y como una de las mejores opciones para nuestros clientes".

En 2003, Polimérica invirtió en una segunda máquina sopladora para atender una base de clientes que se había ampliado del sector de alimentos para incluir también a la industria farmacéutica. Sin embargo, la empresa no producía las tapas para sus envases, lo que, literalmente, se había convertido en un "cuello de botella" para la producción. La solución a este inconveniente llegó de la mano de una alianza estratégica con Closure Systems International, CSI (anteriormente ALCOA), el principal proveedor mundial de aluminio, que había desarrollado una tapa plástica para los gigantes mundiales Coca-Cola y Pepsi. “ALCOA había inventado una tapa de seguridad y buscaban un distribuidor. Nos preguntaron si estábamos interesados y ante nuestra aceptación nos incluyeron entre los candidatos; y fue así como entramos a competir con empresas muy consolidadas. Al final nos dijeron que habíamos sido elegidos por ser muy organizados y por contar con políticas muy agresivas para incursionar en el mercado", cuenta Gómez.

En 2004, con un pequeño grupo de clientes transferidos por CSI, y un contrato estricto basado en cláusulas de exclusividad y confidencialidad, Polimérica comenzó las operaciones de comercialización de las tapas. Inicialmente la distribución consistía en 200.000 unidades, pero esta línea de trabajo significaba un conjunto de buenas oportunidades de ampliar la base de clientes e incursionar en mercados como el farmacéutico, al que hasta el momento la empresa no había logrado acceder.

Hoy Polimérica comercializa (como distribuidor autorizado de CSI) alrededor de 20 millones de tapas al mes en diferentes referencias caracterizadas por su total hermeticidad, posibilidades de color e impresión y propiedades de seguridad; tapas para productos carbonatados, no carbonatados, envases de PET, de vidrio, y para llenado en caliente. “Desde los inicios de la empresa hasta el día de hoy, hemos pasado de tener de 12 a 300 clientes, haciendo de las tapas una llave para abrir las puertas del mercado e integrar además la venta de los envases”, señala Iván Darío.

A finales de 2007, una alianza con otro protagonista mundial de la industria amplió las oportunidades de Polimérica y el abanico de productos ofrecidos a sus clientes. Amcor, poseedor de una tecnología única en Colombia para el llenado en caliente de envases PET,  le permitió a Polimérica comercializar  sus preformas y envases.

Creciendo de la mano de la gente
Polimérica es fiel reflejo de la importancia del talento humano en la construcción y el crecimiento de una empresa. Inicialmente, el conocimiento del plástico y de materiales como el PET era muy básico, pero el interés de sus directivos y el empeño de los trabajadores abrieron el panorama para su inserción y fuerte participación en el mercado de envases y tapas.

“Para nosotros lo más importante son las personas, que son quienes hacen la diferencia en una empresa. Se puede tener la mejor tecnología, pero sin las personas adecuadas no se avanza. Por eso somos muy rigurosos en los procesos de selección y contratación”, afirma Iván Darío Gómez.

Hoy, Polimérica reúne un equipo de trabajo conformado por cerca de 55 empleados que trabajan en una planta y tres bodegas. Su capacidad instalada permite responder a la creciente demanda de sus clientes en aplicaciones de estirado soplado, extrusión soplado e inyección de plásticos. Adicionalmente, la empresa ofrece servicios de impresión serigráfica para la decoración de los envases y la opción de integrar en estos etiquetas termoencogibles. Con equipos avanzados, Polimérica transforma mensualmente más de 100 mil kilos de PET, poliestireno, polipropileno y polietileno en productos para las industrias de alimentos y bebidas, productos químicos y farmacéuticos y desarrollos especiales.

Confianza y seguridad
El contacto cercano con los clientes y su satisfacción total son ejes fundamentales de la política de calidad y responsabilidad de Polimérica. Un ejemplo tangible de esto se evidencia en el suministro de los moldes para los envases. “Fabricar un molde implica altos costos y exigente ingeniería, y mantenerlos guardados cuando las empresas cambian el diseño de sus envases resultaba muy costoso para nosotros”.

Una práctica usual en la industria es que las empresas productoras de los envases no le vendan a sus clientes el molde, como una manera de asegurar su continuidad; en Polimérica, la política es otra: le cobran el molde al cliente, con la certeza de que cuando el cliente paga por este lo aprecia más y cuenta con mayor libertad. “Lo que hacemos es trabajar muy bien para que el cliente esté satisfecho y no piense en llevarse el molde. Algunos proveedores ofrecen precios muy económicos, pero los clientes prefieren pagar un poquito más y quedarse con Polimérica; nosotros no vendemos envases y tapas, sino seguridad y confianza”, observa Gómez.

Conciencia verde
Al igual que la industria en general, Polimérica aborda en su producción la implementación de programas que contribuyan a una producción más limpia y al fomento del reciclaje. “Los plásticos tienen un estigma como contaminantes, que nosotros queremos combatir informando que el envase en sí mismo no contamina, porque es reciclable; el problema está en no darle el manejo y el uso adecuado, e insertarlo en la cadena de reciclaje”, afirma Iván Darío Gómez, antes de señalar que en el sitio web de Polimérica puede verse la campaña emprendida por el reciclaje, en la que se lee: “los productos de plástico se recolectan, limpian, seleccionan por tipo de material y se funden de nuevo para usarlos como materia prima adicional, alternativa o sustituta, para el moldeado de otros productos”.