Una alianza entre AIMPLAS y Ainia busca estudiar nuevas sustancias y materiales que presenten una actividad funcional para que puedan ser aplicadas a los sistemas de envasado activo de los alimentos.
Capaces de interaccionar con el producto para mejorar su vida útil y aportar mayores garantías de calidad y seguridad alimentaria, los envases activos se han vuelto una cuestión que preocupa cada vez más a consumidores e industria alimentaria.
En este sentido, AIMPLAS y Ainia, en el marco de la alianza entre ambos centros, estudian nuevas sustancias y materiales que presenten actividad funcional y que se pueda aplicar a los distintos sistemas de envasado activo de los alimentos.
La investigación se basa principalmente en encontrar sustancias activas y materiales poliméricos y determinar las condiciones de uso y transformación que se han de utilizar para mejorar la vida útil de los alimentos perecederos. De esta forma se minimizan las pérdidas derivadas del deterioro de los alimentos debido a una mejor conservación y mayor durabilidad.
El proyecto, bajo el nombre de NOVOVASE, profundiza en el conocimiento de los mecanismos que ocurren en la interacción entre estas sustancias activas y el alimento. Para ello, se están estudiando estos componentes que actúan sobre la oxidación y el crecimiento microbiológico del alimento envasado, principales causas de su deterioro.
A través de este proyecto, se están analizando los materiales que protegen al alimento de los agentes adversos (oxígeno, humedad, luz, microorganismos), por una parte, y también se están identificando los polímeros portadores (compuestos) de sustancias funcionales con efectos beneficiosos sobre el alimento así como los recubrimientos comestibles depositados directamente sobre el propio alimento.
Para que una sustancia sea considerada como funcional, se tendrá que demostrar su actividad sobre el propio alimento en estudios de simulaciones y su actividad antimicrobiana sobre cultivos de microorganismos aislados.