Las marcas deben evaluar las opciones de materiales y encontrar la más adecuada para la aplicación, la ocasión y el momento en el tiempo.
En medio de una nueva recesión económica mundial, que se aceleró en los primeros dos meses de 2020 debido a la pandemia del COVID-19, y con la creciente presión del consumidor por el manejo sostenible de los residuos de empaque, la industria de empaques flexibles debe reinventarse para crecer y sostenerse. En este informe especial se presentan algunos de los temas que, de acuerdo con los expertos, serán los motores que impulsen su desarrollo.
Debido a la crisis en la economía generada por el crecimiento global del COVID-19, el 2 de marzo la OCDE rebajó su proyección en medio punto porcentual, ubicando el crecimiento mundial del PIB en 2,4 % vs 2,9% estimado en noviembre de 2019, suponiendo que, a partir del segundo trimestre de 2020, China recupere el ritmo de su economía.
De seguir la expansión de la epidemia en el resto del mundo, el crecimiento estimado sería de 1,5 % a nivel global, la mitad de lo previsto inicialmente. El Fondo Monetario Internacional (FMI) no se aventura a dar una cifra estimada del impacto del COVID-19 en la economía mundial, pero advirtió que el PIB mundial crecería por debajo del PIB de 2019, que fue de 2,9 %.
En este contexto, es evidente que las consecuencias para América Latina serán de bajo crecimiento, y con mayor impacto en los países proveedores de materias primas y socios comerciales de China, debido a la reducción de su actividad económica por el aislamiento que se produjo como consecuencia del COVID-19.
El empaque flexible es el método más económico para empacar, conservar y distribuir alimentos, bebidas, productos farmacéuticos y otros productos que necesitan una vida útil más larga. Se puede diseñar con propiedades de barrera personalizadas para adaptarse a los productos que se empacan y sus usos finales, mientras que otros formatos de embalaje de barrera generalmente proporcionan un enfoque único para todos.
Smithers Pira, en su estudio “The future of flexible packaging to 2024”, afirma que en los últimos 10 años, el empaque flexible ha duplicado su tamaño de mercado, alcanzando un valor de USD 228 mil millones en 2019, y que este seguirá creciendo a una tasa anual promedio de 3,3 %, llegando a USD 269 mil millones en 2024.
Por su parte, en América Latina, el plástico flexible representa el 27 % del total de empaques, constituyéndose en el principal material de empaque en la industria latinoamericana (ver Figura 1).
Según Tom Egan, vicepresidente de servicios a la industria de The Association for Packaging and Processing, estas son las tendencias más destacadas en materia de empaques flexibles para 2020:
No es sorprendente que los envases flexibles estén creciendo en el mercado de snacks, ya que los paquetes de una sola porción ofrecen un mayor control de porciones y facilidad de uso.
Cuando no se opta este formato, los consumidores están comprando bolsas y empaques de varias porciones con tecnología de sellado para mantener la frescura del producto.
Los empaques flexibles también permiten la diferenciación en el punto de venta ya que, debido a su diseño delgado, se puede aprovechar mejor el espacio en las estanterías, exhibiendo un mayor número de productos en comparación con los empaques rígidos.
Además, las propiedades irrompibles y livianas de las bolsas significan que son más fáciles de transportar, manipular, almacenar y reponer sin riesgo de romper los contenedores.