Parte de la respuesta son las metodologías de optimización debidamente documentadas y cuantificables que garanticen el control del proceso de impresión.
En el caso específico de los cilindros anilox, su condición debe ser monitoreada con frecuencia, para garantizar una transferencia uniforme y adecuada de tinta que le permita al impresor obtener el color que se pretende reproducir. Son muchos los recursos económicos y la rentabilidad que puede perder un impresor a causa de cilindros anilox tapados y/o en malas condiciones. Un anilox sucio y/o en malas condiciones, genera problemas de igualación de color, ajustes de tinta no programados, desperdicio de materiales, ineficiencias y como consecuencia, tiempos muertos en la maquina impresora (ver ilustración 1).
Un proceso de impresión controlado requiere de una política de manejo, cuidado y mantenimiento de cilindros anilox estructurada y clara que asegure anilox limpios y en buenas condiciones de trabajo en todo momento. Dependiendo de la cantidad de anilox que tenga el impresor y de la cantidad de cambios a los que se vean sometidos por turno, se deben determinar los sistemas de limpieza, procedimientos de manejo y mantenimiento y la cantidad de personal que debe ser asignado al cuidado y mantenimiento de este importante capital de trabajo.
Este es uno de los factores de más oportunidad que tienen las empresas flexográficas de mantener niveles de rentabilidad adecuados.
El ajuste de tintas en la impresora no es conducente a un proceso reproducible, controlable ni mucho menos rentable. Por lo tanto, hay que evitar, a toda costa, que esto suceda. En un mundo perfecto, este tipo de ajustes no son necesarios ya que el color, recibido en la impresora, debería ser reproducido en la impresión sin mayor dificultad. Sin embargo, para muchos impresores flexo, hacer ajustes de tinta en la impresora es una práctica rutinaria.
Hablemos un poco sobre las causas que generan este tipo de ineficiencias.
El puente que une el color, suministrado por el laboratorio de tintas, con el resultado que se obtiene en la maquina impresora, es el cilindro anilox. El grosor de la película de tinta que el anilox transfiera a la plancha y por consecuencia al sustrato, determina, en gran parte, el tono del color que se pretende reproducir. De ahí la importancia de identificar los cilindros anilox por su especificación volumétrica y de mantenerlos limpios y en condiciones óptimas de trabajo. (Ver ilustración 2).
Si el cilindro anilox es el puente entre color y tono, su punto de encuentro exige el uso de herramientas que permitan una correlación lineal entre estos dos factores para eliminar, del todo, los ajustes de tinta en la impresora que le causan tiempos muertos y le quitan rentabilidad al proceso de impresión.
Se han desarrollado probadores de tinta manuales y automáticos, que son minifestaciones de impresión flexográficas, equipadas con rodillos anilox cerámicos grabados por láser, sistemas dosificadores de rasqueta y lámparas UV (para tintas ultravioleta), que permiten correlacionar y hacer un match perfecto entre el color preparado por el laboratorio de tintas y el tono que se obtiene en la maquina impresora. (Ver ilustración 3)
Para lograr una correlación adecuada, es imperativo la implementación de una metodología que, a través de pruebas de “arrastre” en el laboratorio de tintas y en la impresora, permita determinar el comportamiento del color, en tiempo real y en condiciones normales de impresión.