Buenas prácticas de gestión ambiental de su planta de empaques

Buenas prácticas de gestión ambiental de su planta de empaques

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La industria de fabricación de alimentos y bebidas es un sector muy diverso gracias a la amplia gama de productos y procesos de fabricación. Como pocos sectores, se ve obligada a adaptar y transformar sus estrategias y procesos con el objetivo de reducir su impacto ambiental, que no solo está vinculado a la fabricación en sí­, sino también a los procesos previos y posteriores, especialmente en la producción de materias primas.

Con el objetivo de ayudar a las empresas que producen alimentos y bebidas a evaluar y mejorar su gestión ambiental, existen comisiones que, a través de sus medios de divulgación, han elaborado un estudio que recoge las mejores prácticas de gestión ambiental, tanto a nivel global de la industria como especí­ficas para determinados sectores, tales como el del café, aceite de oliva, carne, refrescos, cerveza, etc.

Veremos entonces los factores a tener en cuenta para la gestión ambiental en su planta.

Factores directos

Consumo de energí­a

  • Energí­a para la operación de maquinaria de procesamiento (bombas, ventilación, mezcladores, compresores unidades de refrigeración).

  • Consumo de combustible para la propia flota de transporte.

  • Energí­a para calentar espacios y para procesos de alta temperatura (ebullición, secado, pasteurización y evaporación).

Consumo de agua

  • Consumo de agua para operaciones de limpieza.

  • El uso del agua como ingrediente, especialmente para bebidas no alcohólicas y alcohólicas.

  • Consumo de agua relacionado con los procesos (por ejemplo, para lavar, hervir, vaporizar, enfriar).

Uso de productos quí­micos

  • Uso de agentes de limpieza y desinfección.

  • Uso de refrigerantes.

  • Aditivos.

Emisiones al aire

  • Polvo.

  • COV.

  • Refrigerantes.

  • Emisiones de la combustión (como CO2, NOX y SO2).

Generación de residuos sólidos

  • Residuos no peligrosos de la fabricación y procesamiento (residuos orgánicos, lodos, envasesde residuos, etc.).

  • Residuos peligrosos del mantenimiento de equipos y maquinaria (embalajes que contienen residuos o están contaminados por sustancias peligrosas, absorbentes, materiales de filtro, filtros de aceite, etc.).

Generación de aguas residuales

  • Agua de proceso (de lavado, ebullición, evaporación, extracción, filtración, etc.).

  • Agua de operaciones de limpieza.

  • Agua de servicio (agua de refrigeración, purga de calderas, intercambiadores de regeneración, etc.).

  • Agua sanitaria.

Generación de ruido

  • El ruido de la operación de la planta, maquinaria y equipo.

Generación de olores

  • Pérdidas de olores durante el almacenamiento, llenado y vaciado de tanques a granel y silos.

  • Olor causado por los COV (compuestos orgánicos volátiles).

Factores indirectos

Consumo de energí­a

  • Consumo de combustible para el transporte.

  • Energí­a utilizada por los consumidores para la preparación de alimentos.

Consumo de recursos

  • Materiales utilizados para la producción de envases.

Consumo de agua

  • Uso de agua en la agricultura.

Pérdida de biodiversidad

  • Pérdida de biodiversidad por actividades agrí­colas.

Emisiones al aire

  • CO2, NOX y SO2 del transporte.

  • Emisiones de la producción industrial de envases, materias primas.

  • Emisiones de gases de efecto invernadero de cultivos primarios y producción animal.

Generación de residuos sólidos

  • Desperdicio de alimentos (hogares, mayoristas / minoristas y servicio de alimentos).

  • Residuos de embalaje.

Mejores prácticas de gestión ambiental 

Algunas de las mejores prácticas que son ampliamente aplicables a todas las empresas en el sector de fabricación de alimentos y bebidas son:

  • Realizar una evaluación de la sostenibilidad ambiental de los productos y / o las operaciones: los fabricantes de alimentos y bebidas pueden evaluar el impacto ambiental de sus productos y operaciones utilizando herramientas de Evaluación del Ciclo de Vida (LCA) para identificar áreas de acción prioritarias y definir una estrategia para reducir sus impactos ambientales.

  • Realizar una gestión sostenible de la cadena de suministro: implementando compras verdes, adaptando recetas para eliminar ingredientes no sostenibles y ayudando a los proveedores a mejorar su desempeño ambiental.

  • Mejorar o seleccionar los envases para minimizar el impacto ambiental: por ejemplo, utilizando herramientas de diseño ecológico y envases de peso ligero, adoptando el envasado a granel de ingredientes y utilizando envases secundarios y terciarios rellenables (refill) o retornables.

  • Realizar operaciones de limpieza respetuosas con el medio ambiente: reducir la cantidad de agua, energí­a y quí­micos utilizados durante las operaciones de limpieza implementando y optimizando los sistemas Cleaning in Place(CIP) y las operaciones de limpieza manual, minimizando el uso de productos quí­micos, planificando mejor la producción y mejorando el diseño de las instalaciones.

  • Mejorar las operaciones de transporte y distribución: por ejemplo, mediante adquisiciones ecológicas y requisitos ambientales para los proveedores de transporte, realizando un control de eficiencia de las operaciones de transporte y logí­stica, integrando la eficiencia del transporte en las decisiones de abastecimiento y del diseño de envases, cambiando hacia modos de transporte más eficientes y optimizando el almacenamiento y las rutas.

  • Mejorar los equipos y prácticas de congelación y refrigeración: por ejemplo, seleccionando la temperatura de acuerdo con las necesidades de los productos refrigerados o congelados, preenfriando los productos calientes antes de colocarlos en el equipo de refrigeración o minimizando el volumen de productos o ingredientes almacenados en frí­o.

  • Gestionar la energí­a y mejorar la eficiencia energética en las operaciones: por ejemplo, implementando un sistema integral de gestión de la energí­a, instalando medidores (cuando sea apropiado, medidores inteligentes) a nivel de proceso individual, llevando a cabo auditorí­as y monitoreo regulares de la energí­a o implementando soluciones de eficiencia energética adecuadas para todos los procesos en la instalación.

  • Integrar las energí­as renovables en los procesos de fabricación:  los fabricantes de alimentos y bebidas pueden ir más allá del uso de electricidad renovable y satisfacer (parte de) la demanda de calor de los procesos de producción con calor renovable (es decir, de sistemas de calefacción solar, biomasa o biogás).

  • Evitar el desperdicio de alimentos en la fabricación: mediante la implementación de campañas de sensibilización / participación del personal, la revisión de las gamas de productos y la consiguiente reducción de las pérdidas de inventario, un envasado optimizado para reducir las pérdidas de materias primas o a través de auditorí­as de desechos.

 

La idea de una economí­a circular es que, en lugar del enfoque actual (en términos generales) de tomar-hacer-disponer, el sistema buscarí­a minimizar el desperdicio y maximizar el uso de los recursos. En principio, tal sistema ya existe en forma de esquemas de reciclaje establecidos, pero una verdadera economí­a circular verí­a enfoques sistémicos mucho más amplios para reducir los desechos.

Recursos: empujando hacia la regeneración y la renovabilidad

Dado que una economí­a circular se basa en la idea de aprovechar al máximo los recursos y minimizar el nivel en que se desperdician, cualquier economí­a circular exitosa debe primero garantizar que los recursos iniciales sean renovables. Las marcas que opten por el uso de materiales finitos deberán tener sus acciones cuidadosamente controladas y gestionadas, mientras se impulsa el desarrollo de alternativas sostenibles y la regeneración de materiales.

Este es quizás el elemento más ampliamente reconocido para avanzar hacia una economí­a circular, dado el impulso para minimizar el uso de combustibles fósiles y el lento cambio hacia un sistema de energí­a renovable. Si bien el poder ha sido el enfoque principal en esta área, la circularidad requerirá extender el mismo enfoque a la renovabilidad a todo el uso y generación de materiales. Al tratar con los recursos, debemos buscar la desmaterialización cuando sea posible, mientras se impulsa la regeneración y la renovabilidad en todas las demás áreas.

Fabricación: optimización de los recursos, restauración, reutilización, mantenimiento

La fabricación es el área donde comenzamos a ver las cascadas de circularidad. Siempre que se haya garantizado la capacidad de renovación de los materiales en la etapa de recursos, es aquí­ donde quizás existe la mayor posibilidad de fugas sistemáticas a medida que los elementos pasan del fabricante de piezas al fabricante del producto al proveedor de servicios. Es esencial optimizar la gestión de recursos desde las primeras etapas para que, cuando el producto llegue a un cliente, se minimice el desperdicio y sea fácil para el consumidor volver a las primeras etapas de fabricación.

El cambio de la fabricación hacia la circularidad no solo requerirá el uso de materiales renovables, sino también una mayor capacidad para que los fabricantes reutilicen y restauren materiales a gran escala. En el nivel del proveedor de servicios, también tendrá que haber una realineación hacia el mantenimiento, en lugar del reemplazo. Los ciclos biológicos desempeñarán un papel adicional en esta área, a través de medios como la extracción de materias primas bioquí­micas.

Consumidores: aumentando la responsabilidad y mejorando la infraestructura de recolección

El modelo de economí­a circular requiere que se establezca un nuevo sentido de responsabilidad en todos los niveles del ciclo de vida del producto. Si bien el reciclaje se ha convertido en un lugar común, tendrá que ser más integral, especialmente porque es probable que haya más materiales reciclables diversificados. Además, los consumidores deberí­an comenzar a considerar compartir recursos a una escala mayor. Compartir activos y fomentar el uso de segunda mano reduce la cantidad de nuevos materiales que se ponen en circulación.

Sin embargo, lo más importante es que el desarrollo de sistemas de recolección será vital para garantizar el éxito en esta etapa. Los organismos reguladores como la UE han establecido objetivos ambiciosos a corto plazo para la recolección de plásticos, pero, sin la inversión adecuada en infraestructura para manejar esa recolección y su fin último en las instalaciones de reciclaje, dichos objetivos seguirán siendo ambiciosos. Desde el punto de recolección, la circularidad real comienza a medida que los recursos comienzan a caer en cascada hacia los fabricantes.

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