Las películas plásticas metalizadas han ganado terreno frente a los envases laminados, gracias a los numerosos beneficios ambientales y económicos que reportan.
El aumento en el interés por la preservación del medio ambiente, la correcta disposición de los envases post-consumo y el impacto ambiental de la producción de materias primas ha generado un entorno óptimo para el aumento en la sustitución de los envases laminados con aluminio por empaques elaborados con películas plásticas metalizadas.
Esta migración, que en muchos casos incluye un cambio de formatos rígidos a flexibles, parece reportar importantes beneficios, como menores costos de producción que trascienden hasta el bolsillo del consumidor, altas propiedades de barrera, menor huella de carbono y emisión de CO2 en su fabricación y mayor facilidad de transporte, entre otras.
Actualmente el cambio está especialmente concentrado en algunas categorías de productos como los atomatados, la leche en polvo y el café. Además, empresas como la brasileña Terphane, fabricante de películas especiales de poliéster biorientado (BOPET), ofrecen un amplio rango de soluciones para reemplazar la hoja de aluminio.