Pedro Coelho, uno de los expertos que reunió Proexport para capacitar a empresarios colombianos durante una gira por Barranquilla, Bogotá, Medellín y Cali, especificó que el reto para las compañías de Colombia que quieren exportar hacia la Unión Europea consiste en responder a un consumidor que quiere productos listos para consumir con fórmulas enriquecidas, empaques fáciles de destapar y con algún tipo de innovación social.
Los alimentos con más oportunidades de salida a dicho mercado, compuesto por 28 países y que representa el 7% de la población mundial –según el World Economic Outlook (WEO) del 2012–, son las frutas procesadas, los pescados, el café y el chocolate.
En la nota expuesta por Proexport en su página web, Pedro Coelho, Jefe de compras de Jerónimo Martins –el mayor grupo de distribución alimentaria en Portugal y Polonia–, comentó que “Se puede vender por ejemplo piña o mango en trozos o en pulpa enlatados de mediana o larga duración. Lo mismo aplica para el camarón, el cual se puede ofrecer listo para consumir o congelado con o sin piel. Detrás de las materias primas hay unas inmensas industrias de alimentos procesados con potencial importador como la yogurtera, que necesita frutas previamente conservadas”.
Proexport, la entidad colombiana de promoción del turismo, inversión y exportaciones, destacó que para exportar frutas y hortalizas procesadas hacia los países de la Unión Europea se deben cumplir requisitos como la ley general de alimentos de la UE y las regulaciones relacionadas con la higiene, los niveles máximos de pesticidas y contaminantes y la modificación genética de los alimentos, entre otros.
Las oportunidades para la innovación en envases son inmensas, ya que en el informe Proexport habla no solo de la oportunidad de exportar sino del amplio abanico de dicha exportación como frutas, aguas aromatizadas y productos de pastelería y confitería, en diferentes presentaciones.
En cuanto a los canales de distribución, Coelho explicó que la fortaleza la tienen las tiendas minoristas y por el contrario los grandes supermercados están perdiendo clientes.
Según el experto, un nicho que puede ser foco de algunos productos como frutas deshidratadas y otros alimentos reducidos en sal, grasas y conservantes es el de los adultos mayores. Por ejemplo en España, uno de los tres principales importadores de productos agrícolas colombianos en 2012, para el año 2050, las personas mayores de 65 años representarán más del 30% del total de la población, de acuerdo con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
“Los europeos tienen dos problemas que tienen que resolver y son dos oportunidades para países como Colombia. Uno es que no produce lo suficiente para alimentar a la población de 503 millones de habitantes, luego, tiene que importar. Y el otro es que proveedores de África, países de Suramérica y América Central están aumentando el consumo, desbalanceando un poco la capacidad rápida de exportar”, resaltó Coelho.
Otro factor que refuerza la oportunidad para Colombia es el alto poder adquisitivo de este bloque comercial. Según la WEO, el PIB per cápita de la UE en 2012 fue 32.028 y los países que lideran el Producto Interno Bruto son Alemania y Francia, las dos naciones que más importaron desde Colombia en 2012.
Al escoger proveedores pesa desde el cultivo hasta el empaque
“El principio de la cadena de valor es el consumidor. Es él quien impone las reglas del mercado y nosotros como vendedores debemos respetarlas. Una de las cosas que sucedió en Europa en los últimos 20 años fue que los proveedores se desarrollaron no porque lo querían, y sí por las necesidades de la cadena de distribución”, explicó Coelho.
Esto aplica para todo el proceso de producción, desde el cultivo, que en el caso de los europeos pesa el hecho de que esté certificado como orgánico, hasta los empaques con materiales que no tengan contaminantes como lo tiene el plástico.
“Justamente lo que se explicó en el taller, es que el consumidor europeo es cada día más exigente, no solamente sobre las cuestiones de precio, que sí tiene su importancia, pero sobre todo en la cuestión de la seguridad alimentaria, de la inocuidad. También está interesado en comprar un producto que tenga una calidad de economía solidaria y comercio justo” indicó Katelyne Ghémar, directora de MAIA Bruxelles, Consultora de Bruselas.
Por este perfil del comprador europeo es que las certificaciones tienen tanta relevancia, tanto las obligatorias, como las voluntarias que incluyen procesos de certificación de huella de carbono.
De Colombia para Bielorrusia, Kazajstán y Rusia
En otra comunicación, Proexport detalló la reciente aprobación lograda por cuatro plantas colombianas procesadoras de pollo para exportar esta carne a Bielorrusia, Kazajstán y Rusia, quienes otorgaron el permiso a través de sus autoridades ambientales. Estas naciones, que conforman la Unión Aduanera con cerca de 168 millones de potenciales consumidores, se caracterizan por su tamaño y consumo.
“Es el resultado de cuatro años de trabajo conjunto con el ICA, Invima, la Embajada de Colombia en Rusia y las plantas productoras de pollo. Se trata de un mercado importante por su tamaño y consumo, y porque se constituye en un nuevo camino hacia la diversificación”, indicó María Claudia Lacouture, presidenta de Proexport.
Proexport reveló datos de Trademap, en los que se ve que Rusia importó US$845,6 millones en 2012 en productos de carne y despojos comestibles de aves frescos o refrigerados, cerca de US$253 millones más que en 2011. Estados Unidos y Brasil fueron sus principales proveedores. Además de las importaciones, el consumo interno de pollo también creció en 2012; en total, aumentó 7% con 3,1 millones de toneladas durante el año.
El aumento, de acuerdo con información de Proexport, se debe a nueva tendencia, especialmente de la clase media, por cambiar la carne de res o cerdo por la de ave debido a su bajo costo y a su conveniencia en comparación con otras carnes. Kazajistán, por su parte, importó US$212,4 millones, un 16,8% más que en 2011.
“Estamos capacitando a los empresarios para que puedan aprovechar las oportunidades comerciales que ofrecen estos tres países. La idea es instruirlos sobre distintos temas como normatividad, condiciones de acceso, tamaño del mercado, tendencias de consumo, etiquetado, precios y canales de distribución”, señaló Lacouture.
Según estudios de Proexport, lo primero que el consumidor ruso tiene en cuenta a la hora de comprar en el supermercado es la frescura del producto, seguido por la suavidad y la jugosidad. Sobre el tipo de embalaje, prefieren en película celofán o al vacío, bolsas plásticas en segundo lugar y por último en bandejas.