Tendencias en el mercado de las etiquetas inteligentes

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El 26 de junio de 1974 un cliente de un supermercado en Troy, Ohio, hizo la primera compra de un producto con código de barras: un paquete de 10 gomas de mascar Juicy Fruit, de Wrigley. La información contenida en esos sencillos patrones permitió a los vendedores minoristas controlar efectivamente los inventarios, ayudó a los clientes a agilizar el proceso de pago, y cambió para siempre el panorama del mercado de ventas al detal. Preparémonos para la próxima revolución...

Los marbetes de identificación por radio frecuencia (RFID por las iniciales de Radio Frequency Identification), conocidas más comúnmente como Etiquetas Inteligentes, se han utilizado durante los últimos años por parte de una base relativamente pequeña de usuarios, distinta a la de los consumidores. Estos marbetes "interactivos" representan un avance enorme con respecto a sus predecesores. Compararlos es equivalente a hacerlo entre un automóvil Ferrari con uno Edsel. Estos marbetes basados en microprocesadores de computador pueden transportar grandes cantidades de información, pueden re-programarse y ofrecen muchas ventajas tangibles que, finalmente, llevarán a los códigos de barras a su obsolescencia.

Muchos de los grandes convertidores de marbetes y etiquetas de Estados Unidos están produciendo ya etiquetas inteligentes. Les seguirán seguramente otros a medida que la tecnología RFID gane no sólo aceptación, sino que sea esperada por el mercado. Wal-Mart, por nombrar un caso, anunció que para el próximo mes de enero pedirá a sus 100 principales proveedores el uso de marbetes RFID en las plataformas de madera, pallets y cajas que van a sus centros de distribución. Es muy seguro que el próximo paso sea el requisito de incorporar etiquetas inteligentes en los productos individuales.

Esta es la razón por la que TLMI (Tag & Label Manufacturers Institute) hizo de una sesión sobre etiquetas inteligentes el centro de atención de su más reciente Encuentro de Convertidores (Converter Meeting), celebrado a comienzos de este año en Puerto Rico. Más de 100 convertidores, tanto pequeños como grandes, escucharon de los expertos en este área los nombres de las empresas que están contribuyendo al desarrollo y uso de la tecnología RFID.

Entre los participantes en el panel se encontraban Tom Pounds, vicepresidente de Mercadeo y Desarrollo de Negocios de Alien Technologies, un fabricante de microprocesadores; Gerald Steinwasser, gerente general de Muhlbauer, un proveedor de aplicaciones de microprocesadores para integración, y Max Golter, vicepresidente de ventas de bielomatik, proveedores también de aplicaciones de microprocesadores para integración. Todos ellos ofrecieron una visión completa de las tecnologías y los equipos que se requieren para atender la amplia gama de mercados potenciales para esta emergente tecnología.

Y en verdad está emergiendo. En su reporte "Smart Labels", el Grupo Freedonia, una de las más prestigiosas firmas investigadoras de mercados en Estados Unidos, estimó que el mercado total de etiquetas inteligentes en Estados Unidos crecerá a un ritmo superior a 23% anual, acercándose a los 11 mil millones de etiquetas y a un valor de 460 millones de dólares para el año 2007. El crecimiento significará que en el año 2012, la demanda de etiquetas inteligentes sobrepasará los 30 mil millones de unidades y tendrá un valor superior a 1.200 millones de dólares. De acuerdo con el estudio, las etiquetas que incorporan RFID representarán el 57% de todas las unidades vendidas para ese momento, pero su valor comprenderá el 65% de la totalidad de las ventas, debido a que sus precios serán mayores que los de las etiquetas sin RFID.

El fuerte crecimiento potencial de etiquetas con RFID se ve estimulado por el mercado aparentemente ilimitado que existe para su uso. Se espera que las etiquetas inteligentes reemplacen a los códigos de barras en una amplia gama de los productos que se encuentran en los estantes de las tiendas. Aunque podrá pasar algún tiempo antes de que encontremos en el supermercado una lata de fríjoles con etiqueta inteligente, los expertos predicen que muy pronto serán comunes en bienes de consumo como aparatos electrónicos, ropa de diseñadores y en casi cualquier producto con alto valor de venta.

Algunos de los primeros mercados que aprovecharán las ventajas de las etiquetas inteligentes serán aquellos en los que evitar el robo y la falsificación supera el costo de la etiqueta. Los fabricantes pierden miles de millones de dólares cada año por la falsificación de productos y las etiquetas RFID se consideran como una de las maneras más efectivas para diferenciar las copias de los originales. En esta era posterior a los ataques del 11 de septiembre, las etiquetas RFID son vistas también como un mecanismo eficiente para que las aerolíneas hagan un seguimiento a los millones de piezas de equipaje que pasan cada año por los aeropuertos del mundo.

El crecimiento generalizado en el uso de la tecnología de etiquetas inteligentes encontrará finalmente su camino al mercado por el número de ventajas que brinda a los fabricantes, particularmente en el área de almacenamiento en las bodegas, afirma Golter. Ya que los equipos utilizados para "leer" las etiquetas RFID no requieren una "línea de visión", los marbetes y etiquetas individuales pueden leerse incluso en las áreas más congestionadas. Los microprocesadores son re-programables para facilitarle al usuario su empleo, cientos de productos pueden leerse e identificarse en un solo lector en un mismo momento, y tanto los lectores y las etiquetas se diseñan para tener compatibilidad con estándares universales.

Pounds explica que el marbete RFID comprende tres componentes principales: el microprocesador mismo, la antena (usualmente hecha de cobre o de aluminio, aunque es probable que las tintas reemplacen al alambre en el futuro) para transmitir la información al transpondedor, y un material encapsulante que envuelve al microprocesador y a la antena. El marbete se lamina luego sobre un sustrato base de papel o de película para su adhesión a la plataforma, la caja o el artículo individual.

Debido a su alto costo —actualmente se paga un mínimo de 22 centavos de dólar por etiqueta– incluso cuando se producen y se adquieren en altos volúmenes las etiquetas inteligentes tienen hoy un uso limitado, principalmente en pallets y contenedores, y en el entorno de las bodegas. Sin embargo, a medida en que la tecnología se vuelva más común y las etiquetas empiecen a aparecer en productos comunes del hogar, los proponentes de la tecnología prevén un momento en el que, por ejemplo, los compradores crucen los puntos de pago con sus carros cargados de productos, éstos se escaneen todos a la vez y se cargue automáticamente la cuenta a sus tarjetas de crédito.

Golter señaló que las aplicaciones RFID están preparadas para crecer con rapidez en los próximos años, a medida que más usuarios grandes como Wal-Mart, Home Depot y Target comiencen a exigir a sus proveedores que les entreguen solo productos que contengan etiquetas RFID. Muchos de los vendedores de productos al detal más grandes del mundo han comenzado ya programas pilotos y esperan que sus proveedores cumplan totalmente con esta exigencia para el año 2007. Por supuesto, los convertidores más grandes y con el capital disponible para invertir en estas tecnologías serán los primeros en atender esta creciente demanda y cosechar, por tanto, los beneficios.

Los convertidores en los Estados Unidos que han estado a la vanguardia de la conversión de marbetes RFID son, según Pounds, firmas como Avery, CCL, el Kennedy Group, Lowry, Topflight y UPM-Kymmene. Estos pioneros del RFID no sólo se beneficiarán de un crecimiento anual superior a 23% que el mercado RFID espera vivir hasta el año 2007, sino que disfrutarán además de una creciente participación en el mercado y del prestigio entre sus clientes que otorga la capacidad para elaborar un producto con mayor valor.

Sin embargo, sugiere Steinwasser, al igual que otras industrias, desde la de automóviles hasta la de computadores, este dominio teórico del mercado no durará mucho. A medida que la demanda crezca y muchos convertidores más amplíen sus propias capacidades para atender el mercado, los precios de los materiales y equipos relacionados con el RFID continuarán descendiendo, lo que permitirá a un número incluso mayor de convertidores y de usuarios finales el ingreso al mercado. El costo de un marbete de 13.56 MHz —la frecuencia estándar para la industria– se espera que disminuya a menos de cinco centavos de dólar por unidad, a medida que los volúmenes se incrementen anualmente a cifras de miles de millones.

Naturalmente, se espera que aumente también la venta de lectores RFID y de equipos anexos, acompañado por un descenso proporcional en su costo. Pounds espera que las ventas de equipos se incrementarán de tan sólo 45 millones de dólares en 2004, a 3.200 millones en 2008, un impulso importante para los proveedores. Sobre todo, él espera que la transición a los marbetes y etiquetas RFID "cambie el panorama de la industria" en el transcurso de los próximos 3 a 5 años.

Se espera también que la producción general de marbetes y etiquetas RFID pase de 57 millones de unidades en 2004, a cerca de 30 mil millones en 2008, afirma Pounds. Las proyecciones más optimistas consideran que esas cifras llegarán a los 50 mil millones de unidades. Durante el mismo período, el costo de cada marbete o etiqueta RFID podría llegar a 20 centavos de dólar en 2008. Esta disminución se desprenderá principalmente de la reducción de precios en el costo de microprocesador mismo que carga la información, que representa cerca de la mitad del costo total (49%) de un marbete o de una etiqueta RFID. A medida que aumente el uso y que los microprocesadores puedan fabricarse en volúmenes más altos, el costo de este componente fundamental descenderá notablemente.

Steinwasser ve también reducciones de costos para el soporte que sostiene la antena. Esta reducción será producto del empleo de materiales de sustrato más económicos, del uso de antenas impresas en lugar de metálicas, y del desarrollo de microprocesadores más pequeños o más delgados. Los avances en el proceso de ensamble, incluyendo rendimientos más altos, mayor capacidad de producción de los equipos y nuevas tecnologías de ensamble para integrar el microprocesador y el soporte, ayudarán también a reducir los costos.

Aunque puede que los marbetes y las etiquetas RFID no reemplacen por completo a los códigos de barras tradicionales en todas las aplicaciones, ciertamente comenzarán a jugar un papel destacado durante los próximos años en el mercado de productos de venta al detal. Y los convertidores que se queden atrás en el desarrollo de la experiencia para ofrecer esta clase de etiquetas se verán muy pronto rebuscando en el mercado para encontrar aquellos usuarios que no las requieran.

Para mayor información sobre la membresía al Tag and Label Manufacturers Institute, TLMI, llame al teléfono + 1 (630) 357-9222, visite el sitio web del instituto: www.tlmi.com, o envíe un e-mail a la dirección: office@tlmi.com

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