Polimérica y Embotelladora Capri, una alianza colombiana ganadora

Sinergia, reunión de voluntades, colaboración, son conceptos que dos empresas colombianas, el fabricante de envases de polietileno, polipropileno y PET Polimérica S.A., y Embotelladora Capri, han conjugado en una fructífera alianza empresarial.

Ambas representan con su trabajo el encuentro de dos espíritus emprendedores que, operando sobre preceptos de confianza, calidad e innovación, han demostrado las posibilidades que brindan la asociación de esfuerzos y la decisión de crecer con emprendimiento.

Un sólido proveedor
Cuando Iván Darío Gómez decidió ampliar la capacidad de la planta de producción de botellas de PET en la zona industrial de Puente Aranda, en Bogotá, sabía que el desempeño de la tecnología alemana que había adquirido implicaría también para Polimérica extender su base de clientes y abrirse a nuevos mercados.

Desde hace once años, Polimérica hace presencia en el mercado de envases colombiano con una oferta de productos de alta calidad que hoy atiende las necesidades de una amplia base de clientes nacionales. Buscando establecer una diferenciación basada en el cumplimiento y la innovación, la empresa comenzó en 2012 la búsqueda de alternativas tecnológicas que le brindarán una mayor capacidad productiva y la oportunidad de incursionar en nuevos segmentos de la industria.

Entre las opciones disponibles, Gómez encontró en una de las ferias industriales realizadas en Colombia la disponibilidad de una avanzada máquina para la fabricación por soplado de envases de PET, caracterizada por su diseño modular, un alto rendimiento y destacados niveles de confiabilidad.

La elección de esta sopladora de envases de PET de alta tecnología alemana ha potenciado el crecimiento de Polimérica y le ha abierto la posibilidad de enfrentar nuevos desafíos empresariales. Por su versatilidad y eficiencia, la nueva sopladora de Polimérica permite un rápido cambio entre moldes e índices de producción cercanos a las 3.000 botellas por hora.

La máquina realiza un proceso de calentamiento de las preformas de las botellas, adquiridas de reconocidos fabricantes de la industria, llevándolas a temperaturas de cerca de 100ºC, antes de que ingresen a la sección de soplado, donde una presión de 400 libras por pulgada da la forma final a la botella sobre un molde, que por su tecnología de cierre con bisagra agiliza el proceso y asegura las precisas características del envase.

La facilidad en el cambio de los moldes es también garantía de alta versatilidad, y abre la posibilidad de atender la demanda de envases de diferentes capacidades, como las botellas de 1 litro para la bebida gaseosa Maxi-Cola de Capri, y el envase especial para la bebida energizante Maxi-Power, que vienen ganando creciente popularidad en el mercado colombiano.

“La adquisición que hemos hecho de la nueva tecnología para la producción de envases de PET ha posibilitado el desarrollo de nuevos proyectos empresariales”, señala Iván Darío Gómez, apoyando su afirmación con la descripción de las adecuaciones realizadas en Polimérica para acomodar la nueva tecnología y con la exaltación del profesionalismo y el compromiso de su equipo de trabajo, conformado por técnicos y especialistas altamente capacitados.

“Tenemos ahora nuevos retos, como son el diseño, las pruebas y el desarrollo de los moldes y los envases para nuevas referencias de nuestros clientes, a través de los cuales queremos seguir contribuyendo a su crecimiento”, concluye Iván Darío parado al lado de la nueva máquina, que no cesa de llenar continuamente las tolvas con los envases transparentes y brillantes con los que suple las necesidades de clientes de las industrias de alimentos y bebidas, químicos, productos farmacéuticos y desarrollos especiales.

Una empresa con liquidez
Entre tanto, en las afueras de Bogotá, cerca a la población de Chía, a unos 15 kilómetros de la capital colombiana, Felipe Moreno dirige las operaciones de la empresa familiar que desde 1959 ha comercializado en el país más de 50 marcas de licores. Pioneros en la presentación de algunas bebidas alcohólicas en envases de Tetrapak, Capri ha vivido una trayectoria de negocios que en 2008 se extendió al embotellado y comercialización de bebidas gaseosas.

En un mercado restringido por la predominancia de unas pocas empresas en el escenario colombiano, el ingreso de nuevos concurrentes ha representado tradicionalmente un desafío importante para cualquier iniciativa en este sector industrial.

Adicionalmente, la oferta limitada de opciones para la producción de envases ha constituido también un obstáculo para el crecimiento de los pocos emprendimientos que se han intentado para la fabricación de refrescos y bebidas gaseosas. Por eso, cuando los propietarios de Capri decidieron competir en este terreno, sabían que en la producción de las botellas tendrían uno de los principales retos por superar.

Trabajando inicialmente con máquinas básicas para la producción de los envases, Capri comenzó a producir botellas de PET para su producto Maxi-Cola, una bebida de amplia aceptación entre los consumidores habituales de gaseosas. Sin embargo, ante el aumento de las ventas, la capacidad de suministro se vio superada, y Felipe y sus socios familiares decidieron buscar el respaldo de fabricantes locales de botellas de PET.

Las exigentes características físicas que este tipo de envases deben tener para garantizar una operación fluida en las líneas de llenado no fueron fácilmente obtenidas con los proveedores locales, una situación que se vio agravada por el sostenido crecimiento que Capri empezó a registrar en la distribución y venta de sus productos.

Es en este punto donde Capri encuentra una oportuna respuesta a sus necesidades. “Polimérica nos ha acompañado desde hace muchos años, no sólo ahora con los envases para nuestras gaseosas sino también, desde antes, con soluciones para algunos de nuestros licores”, dice Felipe Moreno recordando la trayectoria de trabajo que han construido las dos empresas. “Con el crecimiento que hemos tenido en Capri, Polimérica entra al juego con su equipo de última tecnología y nueva generación”.

En efecto, la calidad ofrecida por Polimérica en los envases utilizados por Capri apalanca el crecimiento de la empresa en el mercado de bebidas gaseosas. En los últimos años la producción de la embotelladora se ha duplicado anualmente hasta alcanzar hoy en día una producción de entre 10 y 12 millones de unidades al mes, equivalentes a 15 millones de litros.

“Los envases que utilizamos hoy cumplen con todos los requisitos de elongación, grosor uniforme de las paredes, alturas, distribución del material, resistencia y, en general, de desempeño para nuestra operación… las líneas de llenado no pueden parar y la alta eficiencia de los envases de Polimérica garantizan esta continuidad”, señala Felipe Moreno.

Las botellas de PET utilizadas en el embotellamiento de los productos de Capri son sometidas a estrictas pruebas de calidad y resistencia, y en su diseño se ha incluido un fondo con forma petaloide que resiste las altas presiones iniciales soportadas por los envases en el proceso de llenado, que se realiza en la planta de producción de Chía.

Crecimiento a la vista
Los resultados tangibles de esta alianza estratégica emprendida por Polimérica y Capri se traducen en atractivas perspectivas de crecimiento. Aunque su participación en el mercado de gaseosas colombiano sigue siendo porcentualmente muy pequeña (0,54%), Capri está alcanzando año tras año sorprendentes índices de aumento de sus ventas y utilidades, que en un mercado doméstico con un valor de 5 billones de pesos (cerca de 2.700 millones de dólares) permiten predecir un saludable desarrollo.

En cinco años de operaciones en el mercado de las bebidas gaseosas, la planta de Capri ha crecido hasta incorporar hoy dos líneas de llenado, una instalación adicional en Bogotá y bodegas de almacenamiento en otra localidad cercana, desde donde se distribuyen sus gaseosas de seis sabores y la bebida energética Maxi-Power a las distintas regiones del país.

La planta de personal de Capri ha pasado de 35 a 280 empleados en cinco años, y la empresa avanza hoy en un proceso de consolidación que incluye una presencia nacional apalancada por campañas publicitarias y nuevas estrategias de comercialización.

“Nuestro crecimiento se basa en tres preceptos fundamentales: el desarrollo de un buen producto; la instalación de líneas eficientes que garanticen buena producción y alta calidad; y la presencia de un grupo humano de trabajo comprometido, que es esencial para el éxito de cualquier empresa”, concluye Felipe Moreno.

Acompañando este crecimiento, Polimérica avanza igualmente en la consolidación de su expansión. Hoy, la operación del nuevo equipo adquirido se dedica exclusivamente a la atención de las necesidades de Capri y sus instalaciones en Bogotá se han reacondicionado para adaptarse a los nuevos volúmenes de producción, y a las necesidades de almacenamiento de una cantidad creciente de materiales e insumos.

Como parte de un proyecto conjunto, que responde a modalidades de negocios cada vez más integrados entre empresas, Capri contempla la posibilidad de instalar una operación in-house en su planta de Chía, en la que el fabricante de los envases provea la tecnología y atienda las necesidades de envases de la embotelladora: un posible paso de reafirmación y consolidación de esta productiva alianza gana-gana.