La economía circular: un camino directo a la sostenibilidad

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Bajo el nombre de “El Futuro de los Plásticos: Innovación y Sostenibilidad en la Cadena de Valor”, Dow y la entidad gremial colombiana Acoplásticos organizaron recientemente en Bogotá un evento donde se reunieron destacados representantes de toda la cadena de valor del plástico en Colombia.  En el evento se resaltaron algunos avances en materiales plásticos y se presentaron novedosos conceptos como el de la “economía circular”, que impactan positivamente el aprovechamiento de los recursos y de los empaques en América Latina.

Unida a la presentación de nuevas soluciones en plásticos desarrolladas por Dow, Bruno Pereira, gerente de nuevos negocios y cadena de valor de la empresa para Latinoamérica, expuso durante este evento celebrado en Bogotá el concepto de la economía circular, y su relación con la producción y el empleo de empaques. Basada en la revaluación del sistema línea que ha regido la economía –soportado en los procesos de extracción, fabricación, utilización y eliminación— la noción de la economía circular propone un esquema en el que la sociedad utiliza y hace el mejor uso posible de los inventarios y de los flujos de los materiales, la energía y los residuos, buscando la mayor eficiencia en la utilización de los recursos. (Ver entrevista en video)

Ante hechos tan contundentes como son el desperdicio de un tercio de los alimentos producidos en el mundo según estadísticas recientes de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura, se planteó durante la presentación de este especialista en ingeniería de producción y presidente del Comité de Sostenibilidad de la Asociación Brasileña del Envase  (ABRE), la contribución de los empaques a la solución de esta situación. “Un empaque bien utilizado puede ayudar decisivamente a reducir el desperdicio de alimentos” señaló Pereira. “En Dow entendemos que si toda la cadena, no sólo el eslabón de los empaques, sino también los dueños de marca, los productores de los empaques comprendemos bien los hábitos del consumidor, podremos elaborar empaques que les ofrezcan la herramienta ideal para prácticamente eliminar el desperdicio”.

Este papel en la reducción del desperdicio se relaciona muy de cerca con aspectos económicos que inciden de manera definitiva en la adopción del enfoque de la economía circular por parte de los participantes en la cadena de valor. “Si realmente queremos contribuir a un desarrollo sostenible, tenemos que hacerlo de manera que se combine la sostenibilidad con un menor costo total para el cliente final”, sostiene Pereira. “Es en esto en lo que tenemos que trabajar en la cadena de valor con los productores de alimentos, con los vendedores, para tratar de llevar esta información al consumidor: que elija un empaque adecuado para un momento de consumo particular. Cuando compramos por ejemplo, pan, leche o cualquier otro producto en un empaque grande, pensamos que estamos haciendo un ahorro, pero luego tiramos a la basura lo que no usamos, y esto no entra en nuestro cálculo de lo que nos costó”. Hacer énfasis y conciencia sobre este punto es una forma de ampliar el concepto de unos cuantos a un público general, integrando el componente económico de una decisión sobre consumo, afirmó Pereira.

En un ámbito más general, la economía circular es un concepto que ha cobrado en los últimos años mucha fuerza y que cuenta con protagonistas que ven en ella un buen camino para la discusión sobre la sostenibilidad. “Es una visión basada en el concepto de que si seguimos preocupándonos solo por la extracción, producción y disposición de algo, nos va a empezar a costar cada vez más. Porque tendremos cada vez menos recursos para hacer la extracción y menos lugares para disponer”, advierte Pereira, antes de declarar la importancia de entender el concepto de economía circular más allá del campo de los empaques e integrarlo a una cadena más amplia. “La economía circular nos permite considerar todo como un ciclo y nos brinda una herramienta económica. Nos da una visión que abre un camino de inspiración para la innovación.  Tenemos que mirar cómo el empaque encaja en toda una cadena y cumple su mejor servicio. Un empaque más sostenible no es el que tiene un menor impacto ambiental, sino aquél que optimiza la cadena como un todo y eso es lo que nos interesa a todos; una sociedad sostenible, más que un empaque sostenible”.

Eslabones de una cadena más sostenible
Definitivamente, el mundo de los empaques avanza hoy hacia el desarrollo de plásticos mucho más funcionales en aplicaciones muy interesantes, especialmente en industrias como la de alimentos, productos de cuidado personal y farmacéuticos, donde estos materiales han demostrado una variada gama de beneficios y oportunidades. Dentro del espectro mismo de los plásticos, el auge de materiales como el polietileno está ganando amplia aceptación, gracias a tecnologías que abren las puertas para su ingreso en segmentos nuevos del mercado. Las predicciones sobre el consumo en América Latina de estos nuevos materiales se relacionan estrechamente con el uso creciente de empaques cada vez más sofisticados por parte de consumidores con una capacidad adquisitiva aumentada por el desempeño positivo de las economías en la región.  Igualmente inciden en su mayor uso las tendencias en el mercadeo de los productos, que están viviendo un tránsito de su comercialización a través de los medios a una destacada presencia en las estanterías de los supermercados donde la mayor calidad y atractivo de los empaques ejercen una mejor función de mercadeo frente al consumidor final.

Y la concepción sobre el empleo de nuevas resinas en la producción de empaques responde hoy a investigaciones que se orientan cada vez más a nuevos usos y desarrollos de productos. “En los últimos tiempos, la evolución tiende más a aplicaciones en las cuales la resina es un componente más, y donde cobra mayor importancia el desarrollo en equipo de nuevos materiales; en equipo con los transformadores, los fabricantes de maquinaria y los profesionales del mercadeo; en esencia, con todos los actores de la cadena de valor que piensan en la aplicación que tendrán esas resinas y en sus atributos técnicos, asociados a un empaque en especial”, afirmó durante el evento Fabián Gil, vicepresidente de empaques y plásticos especiales de Dow para Latinoamérica.

En su presentación en el evento, en el que se refirió al uso del polietileno en América Latina, Gil —ingeniero agrícola y especialista en plásticos, vinculado a Dow desde 1992— señaló también que tendencias como la portabilidad para usuarios que deben consumir alimentos de camino a su trabajo y otros hábitos especiales de los usuarios demandan que los productores de empaques comiencen a mirar en detalle las alternativas para las satisfacción de estas necesidades. “Nos sentimos muy optimistas con respecto al futuro. Lo que se prevé en los próximos diez años son generaciones que quieren aportarle a la industria para aprovechar el plástico en beneficio del mundo y de la economía”.

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