Evaluación de la viabilidad del reciclaje

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En Estados Unidos, la Comisión Federal de Comercio permite hacer declaraciones de reciclabilidad de un producto si 60 % de los consumidores o de las comunidades tienen acceso a puntos de disposición para el reciclaje en los andenes, o en instalaciones tipo “drop-off”  en el lugar donde se vende dicho producto. Si los productos están por debajo de este 60 %, entonces la declaración de reciclabilidad debe ser calificada para que el reciclaje relativo del producto o empaque en cuestión le quede muy claro al consumidor. Gracias a ello este 60% de acceso se ha convertido en un estándar de oro para las declaraciones de reciclabilidad, desde una perspectiva de marketing verde.

Lo que no indica esta norma, y lo que con frecuencia frustra a los coordinadores locales de reciclaje, recicladores y defensores ambientales, es cómo se comportaría un empaque en una instalación típica de recuperación de materiales (MRF, por su sigla en inglés), y si existe un mercado final viable para ese envase. Estos aspectos son las que determinan la viabilidad económica de un sistema de reciclaje. Aunque el acceso ha sido eficaz como base para las declaraciones de marketing, utilizarlo como un agente de reciclabilidad no representa con exactitud la verdadera capacidad de un empaque para ser reciclado en otro producto. Ella no transmite la información crítica necesaria para que los diseñadores y fabricantes de empaques se cuestionen sobre si han desarrollado un diseño viable para el reciclaje.

En teoría muchos materiales son reciclables. Sin embargo, en la práctica, puede no haber mercado final alguno, o sistema de reprocesamiento económico para ellos. La falta de ello puede deberse a volúmenes de materiales inadecuados, o a incompatibilidad del material con otros materiales en el proceso de reciclaje. A veces el material puede ser reciclado, pero el empaque en sí mismo  puede ser diseñado de tal manera que no sea posible hacerlo a través de un centro de clasificación, o tiene una característica que presente un problema para los reprocesadores.

Estos son los factores menos conocidos que pueden influir, y de hecho influyen, en la realidad del reciclaje de un producto y de su empaque. Ahora que Estados Unidos se ha alejado del reciclaje de separación en la fuente, y se ha trasladado hacia el reciclaje de flujo único, la forma en que algo se desplaza a través de un centro de clasificación es más importante que nunca y, con frecuencia, puede determinar si el empaque termina en un fardo que se pueda vender en el mercado para su reprocesamiento, o termina reducido a un fardo de energía, o de descarte.

Al mismo tiempo, la complejidad de los empaques ha aumentado junto con la creciente presión por reciclar, impulsada por las exigencias de los reguladores, los consumidores y los usuarios finales de los empaques. En Estados Unidos los contenedores de reciclaje reciben materiales que en realidad no alcanzan a ser rehechos en otros productos, y que le restan valor a la economía de nuestros sistemas de reciclaje. Esto es especialmente cierto en materiales altamente modificables como el plástico.

Mientras que muchos envases usan resinas identificadas como PET, no todos son clasificados en el MRF, o valorados en relación con los mercados finales. Esto se debe a que el PET modificado no se derrite necesariamente a la misma temperatura que la utilizada en las botellas, ni tampoco garantiza que otras formas diferentes a las de botellas tengan calidad aprobada para alimentos. Como consecuencia, algunos MRFs continúan siendo fardo único de grado de botella PET, ya que es una forma Premium de PET. La compatibilidad de los materiales, la forma, y el tamaño de los empaques son características importantes en una instalación de recuperación de materiales.

Gran parte de la capacidad de los MRF en Estados Unidos ha sido privatizada por empresas de residuos y reciclaje. Algunos de los desafíos que enfrentan estas instalaciones incluyen el tener grandes activos de capital fijo, el tratar de mantenerse al día con las innovaciones de materiales y empaque en el lado de entrada de sus plantas, el lidiar con las tasas más altas de contaminación debido al flujo único, y el satisfacer las demandas de un mercado global. En consecuencia, muchos no aceptan nuevos materiales si no existe un mercado final para ellos, o si los materiales comercializables se ven amenazados. Esto ha elevado el nivel de exigencia  para la introducción de nuevos materiales. La operación China Green Fence ha intensificado esta expectativa.

Las empresas que necesitan satisfacer las expectativas de sus clientes, y valoran el diseño de su producto por su reciclabilidad, entonces deben saber si sus empaques pueden ir al contenedor de reciclaje, y viajar a través de una instalación de recuperación de materiales; y saber qué tan probable sería que sus empaques pudieran terminar en un fardo comercializable, y convertirse en un nuevo producto. Esta es la información detallada que las empresas necesitan para tomar decisiones informadas sobre diseño, desarrollo, mercadeo y comunicación de sus empaques.

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