En los mercados emergentes se encuentra el 60% de nuestros clientes

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La presencia en la región de este tradicional fabricante suizo de equipos para impresión, consolidada durante muchos años de trabajo cercano con los impresores de empaques y etiquetas, cobró un nuevo impulso con la presentación de las últimas novedades realizada recientemente bajo el modelo de “Roadshow”. Este evento itinerante, que recorrió México, Colombia, Perú y Brasil, contó con la presencia de Dirceu Fumach, director ejecutivo de Bobst para Suramérica, quien habló con El Empaque+Conversión sobre las transformaciones del mercado y la atención que el fabricante ofreció a sus clientes Latinoamericanos.

Lilián Robayo: ¿Qué desafíos le están imponiendo actualmente los mercados finales a los impresores de envases en América Latina?
Dirceu Fumach: Los compradores buscan hoy envases que sean tecnológicamente más modernos, similares a los que se ven en Europa. Por ejemplo, hoy Frito Lay quiere ver envases como los que se están haciendo en Estados Unidos, pero para lograrlo es preciso hacer una inversión que -en muchos casos- resulta muy elevada. Y cuando hablo de inversión me refiero no solo a la que debe hacerse en maquinaria sino para la preparación del entorno general que se requiere para la adopción de las tecnologías modernas de trabajo. Esta es la gran dificultad que han tenido las empresas para cumplir con las exigencias de los clientes.

Esto puede verse hoy en Brasil y Colombia, especialmente. Las empresas empezaron a importar productos terminados, envases muy bonitos fabricados con tecnología de punta. Los clientes comenzaron, entonces, a demandar estas mismas soluciones en el mercado local y las compañías convertidoras se dieron cuenta de que no tenían recursos para hacer esa inversión. En este momento las dificultades son aún mayores porque el costo del dólar ha aumentado drásticamente y esa alza ha frenado las inversiones. Algunas empresas que traían un ritmo alto de inversiones en tecnología en Argentina, Chile, Colombia y Brasil, han frenado sus adquisiciones en el exterior. Este es un gran desafío para la industria y se está dando en los tres sectores que cubre Bobst: cartulina, empaques flexibles y corrugados o microcorrugados.

Lilián Robayo: ¿De qué manera está respondiendo Bobst con su tecnología a estos retos de los mercados finales?
Dirceu Fumach: Desde la última feria drupa nos planteamos el objetivo de desarrollar máquinas que cuenten con la misma tecnología de punta de Bobst, pero que sean más accesibles a los presupuestos más bajos de los impresores y convertidores, máquinas que atiendan un mercado menos “sofisticado”, que no requiera de tan alta tecnología. Hemos desarrollado varios equipos, que fabricamos en la planta de Brasil, y que están diseñados para países emergentes. Son equipos con la misma tecnología pero con menos automatización. Bobst sabe que los países con economías emergentes son muy importantes, pues es en donde están ubicados el 60% de nuestros clientes.

Lilián Robayo: ¿Qué soluciones de nivel de entrada tienen disponibles para América Latina?
Dirceu Fumach: Para el mercado de corrugados y microcorrugados y para cartulinas tenemos bastantes máquinas de nivel de entrada, y estamos llegando al segmento de los empaques flexibles. Antes no teníamos este tipo de máquinas. Estábamos acostumbrados a vender máquinas muy elaboradas, pero el mundo ha cambiado. Hoy por ejemplo presentamos el equipo K3000, que es un modelo accesible a muchos impresores y convertidores.

Lilián Robayo: ¿Cómo ha sido la evolución de la flexografía para el mercado de envases en los últimos cinco años?
Dirceu Fumach: Yo he seguido el desarrollo la flexografía desde hace mucho tiempo, desde cuando Bobst se fusionó con Schiavi, y he visto concretarse lo que siempre pensé que sería el futuro de flexografía para Latinoamérica: un proceso que logra una calidad de impresión acorde con lo que exigen las grandes marcas para sus empaques. El desarrollo de la flexografía en los últimos cinco años cambió mucho. No va a sustituir al rotograbado ni será remplazada por las tecnologías digitales, pero es el proceso de impresión que tendrá mayor crecimiento.

Lilián Robayo: ¿Y cuál es su opinión sobre el desarrollo reciente del rotograbado?
Dirceu Fumach: El proceso de rotograbado está muy automatizado para los grandes tirajes y es muy sencillo. Grabar un cilindro no es hoy un proceso complicado. Las grandes empresas que tienen máquinas roto en Chile, Argentina e incluso Brasil —un país que era más de rotograbado que de flexografía—, tienen entre 15 mil o 20 mil cilindros, y grabar de un cilindro a otro es un proceso muy rápido Además, la consistencia de la impresión no tiene tanta variabilidad como en flexografía. La flexografía es un proceso que necesita más especialidad, el rotograbado una vez hecho, resulta ser un proceso más simple.

Lilián Robayo: ¿Cómo ve la incursión de la impresión digital y que tanto mercado le va a quitar a la flexografía?
Dirceu Fumach: Bobst ya está adentro de la impresión digital. Actualmente tenemos máquinas funcionando en el mercado. Iniciamos en microondulado y ondulados y ya vimos pruebas en cartulina. Teniendo en cuenta lo anterior, si bien las tecnologías de impresión digital van a tener una parte importante del mercado, le costará competir cuando se trate de colores especiales o colores planos. Su aplicación se orienta más a los tirajes cortos. Con el tiempo habrá un nicho de flexo que se mudará a la impresión digital, pero no todo el segmento.

Lilián Robayo: ¿Cuántas máquinas Bobst Bielefeld GmbH se han vendido el último año en Latinoamérica?
Dirceu Fumach: Este año hemos vendido tres (3) prensas Bobst Bielefeld a un solo cliente en Brasil, y cuatro (4) a dos clientes en Argentina. Estas son máquinas modernas, de 8 y 10 colores, de paso normal y largo, sobre todo para aplicaciones en envases de comida para mascotas. En total son siete máquinas vendidas en 2015.

Lilián Robayo: ¿Esperan aún más ventas de este tipo de máquinas Bobst Bielefeld en el corto plazo en Latinoamérica?
Dirceu Fumach: Sí, pero el tema económico ha frenado un poco el ritmo que traíamos. El punto no es tanto hacer crecer la producción sino generar mayor productividad; remplazar dos máquinas antiguas por una moderna, reduciendo espacios. Por ejemplo, el cliente de Brasil tiene actualmente 60 máquinas; sin embargo, espera contar solo con 25, en 5 años.

Lilián Robayo: ¿Qué puede contarnos de las tecnologías que Bobst lanzará en drupa 2016?
Dirceu Fumach: Avanzamos en el tema de la flexografía digital, y vamos a presentar novedades cuyos prototipos ya estamos estudiando. Además, Bobst Bielefeld lanzará máquinas más sencillas y más angostas, para medidas de 700 u 800 mm, que nos permitirán atender el mercado que los clientes en América Latina están solicitando.

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