El riesgo del reciclaje depende de si lo valoramos o no

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¿Está funcionando el reciclaje en Estados Unidos? El conjunto de los mercados globales, la política pública nacional y los valores sociales frente a esta pregunta son tan complejos como el flujo de residuos que nuestros sistemas locales de reciclaje tratan de manejar. Aunque el valor sistémico total del reciclaje es mayor que el de llevar los residuos a los vertederos, y ante la presión extrema que ejercen los precios mundiales de productos básicos, la pregunta de quién debe asumir el riesgo económico inherente al reciclaje lleva a muchas personas a cuestionar su pertinencia.

Cuando se mira el caso del reciclaje en Estados Unidos, se aprecia que rara vez este ha sido rentable, si se considera simplemente el valor de los materiales reciclables. Más bien, el reciclaje ofrece una serie de servicios de valor para los consumidores, las comunidades y los sistemas económicos, que otros sistemas de gestión de materiales no logran proporcionar. Estos servicios no se ven reflejados en los balances generales de los municipios o de los proveedores de servicios de reciclaje.

Las encuestas en los últimos 20 años indican que los consumidores reciclan cada vez más y que se sienten bien cuando lo hacen. Los consumidores también quisieran que reciclar fuera más fácil, y el reciclaje de flujo único
—poder poner todos sus materiales reciclables en un mismo contenedor— lo ha permitido. Como resultado, el reciclaje neto por hogar ha aumentado de 35 a 100 por ciento en zonas que cuentan con un sistema de flujo único. Medido por tonelaje total, las tasas de reciclaje no han disminuido a pesar de que hoy se usan menos materiales impresos pesados como el periódico, y de un cambio hacia materiales más livianos y eficientes como los plásticos.

Los programas de reciclaje de flujo único consolidados, unidos a otros esfuerzos, capturan de 60 a 75 por ciento de lo que es reciclable en el flujo de residuos. Y han impulsado una acelerada innovación en tecnología de clasificación y de reprocesamiento de materiales. Esta innovación basada en el mercado pone de manifiesto la diferencia entre el reciclaje y el vertedero. Entonces, ¿cuál es la atracción de los rellenos sanitarios en momentos en los que los consumidores desean mejores soluciones?

Los vertederos permiten que los municipios y los recolectores de residuos cuenten con presupuestos predecibles y un bajo riesgo inmediato. Esto no es, sin embargo, el fin de la responsabilidad a largo plazo que tienen con las comunidades, pues los revestimientos de los vertederos pueden eventualmente fallar y contaminar las aguas subterráneas. El reciclaje ofrece un valor mucho mayor a la economía y al medio ambiente, pero trae consigo el riesgo inherente de un mercado competitivo. En un momento como éste, en el que los precios mundiales de los productos básicos son tan bajos, este riesgo es sencilla y dolorosamente claro.

¿Vale la pena tomarlo? El costo de mantener un sistema de reciclaje robusto se calcula entre 45 y 80 centavos de dólar por persona por semana —menos de lo que cuesta un café con leche o un par de minutos de datos. El costo total del sistema actual es aproximadamente igual por tonelada de material reciclado que el de hace diez años, cuando la recolección era mucho menos eficiente y el procesamiento era más simple.

Irónicamente, en el contexto de la consternación que existe hoy por el estado del reciclaje, el cambio hacia el reciclaje de flujo único en Estados Unidos se vio impulsado por el deseo de reducir los costos de la recolección, que por lo general lo asumen los municipios. El reciclaje en las aceras nunca ha cubierto por sí mismo sus costos netos, salvo por períodos breves. Las utilidades de los productos básicos han compensado usualmente algunos costos de procesamiento, pero no el procesamiento y la recolección. Sin embargo, el reciclaje crea empleos en los sectores manufactureros, extiende el valor de los materiales como materia prima para otros productos, y conserva los recursos naturales, haciendo a la vez innecesario contar con más espacio en los vertederos. De acuerdo con la Universidad de Columbia, se evita una tonelada corta de gases de efecto invernadero por cada tonelada de reciclaje, cuando se compara con la disposición en los vertederos. Estos son beneficios que no pueden atribuirse a otras opciones de manejo de materiales como la energía a partir de residuos y a los vertederos.

Con los bajos precios de las materias primas, surgió un mercado de compradores en el que se están rechazando ahora algunos materiales reciclados, lo cual endurece las normas de clasificación y obliga a un mayor énfasis en la calidad. Los bajos precios de los productos básicos están causando dificultades, particularmente a los municipios y los proveedores de servicios cuyos contratos de reciclaje se negociaron sobre precios más altos.

Mientras que el reciclaje siga siendo una empresa orientada al mercado, incluirá el riesgo como uno de sus componentes. La cuestión es quién debe afrontarlo. Actualmente el riesgo lo asumen las comunidades y la industria de procesamiento de recuperación de materiales. Otros en la cadena de valor se benefician sin tener que pagar por ser parte del sistema. Es un sistema que proporciona un servicio de sector público a través de servicios que en gran medida son del sector privado. La manera de distribuir las inversiones para mantener el actual sistema y hacer frente a los riesgos se reduce en última instancia a la forma en que decidamos valorar el reciclaje.

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