“Botellas-ladrillo” de PET reciclado prometen un futuro sostenible

“Botellas-ladrillo” de PET reciclado prometen un futuro sostenible

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Arthur Huang, joven arquitecto graduado en Cornell, es un visionario del desarrollo sostenible. De su pasión por la innovación tecnológica aplicada a productos ecológicos, y de su convicción de que cualquier iniciativa para cuidar el planeta debe partir de la reducción lesurgió una idea brillante: En un mundo en el que los recursos escasean, por qué no recurrir a uno abundante, disponible, y que bien administrado tiene gran potencial para generar crecimiento económico y sostenibilidad: ¡La basura!

“Al comienzo notamos que casi nadie veía valor en la basura… y aún hoy muchos no la ven. Y en realidad eso se debe a que la basura no tiene valor, a menos de que se le agregue a través de desarrollos tecnológicos. Por ello aquí existe un vastísimo campo para la innovación”, afirma Huang, quien llama a esta actividad “reingeniería de la basura”.

Su sueño era construir una edificación sostenible a partir de desechos, en un proyecto que además sirviera de incentivo para el reciclaje y el cuidado del planeta. Entonces, en el proceso, se percató de que gran parte de las basuras generadas en Taipéi eran botellas de PET para bebidas, y tomó la decisión de usarlas como materia prima para su proyecto.

Pues bien, en 2010 el sueño de este arquitecto se convirtió en el primer edificio del mundo 100% fabricado a partir de botellas de PET reciclado.  Fue declarada “la edificación sostenible más verde del mundo”, respondiendo a los criterios de certificación Platinum de la entidad de Liderazgo en Energía y Diseño Medioambiental (LEED, por su sigla en inglés). El edificio, llamado Eco-Ark, sirvió de pabellón para la Exposición Internacional Flora 2010 de Taipei, y fue construido con el apoyo financiero del conglomerado Far Eastern Group.

En la construcción de Eco-Ark, edificio de 9 pisos y 28 metros de alto por 130 de ancho, fueron empleadas 1 millón y medio de botellas PET, es decir, el equivalente a 30 toneladas del material —cifra que expresa con elocuencia el impacto de este tipo de proyectos—  especialmente si se piensa en que sólo la isla de Taiwán genera 140 mil toneladas de envases de PET al año. 

Adicionalmente, reciclar una tonelada de botellas de plástico equivale a dejar de emitir 1.5 toneladas de CO2 a la atmósfera. Y el reciclaje de 1 botella de PET puede llevar a conservar suficiente energía como para encender una bombilla de hasta 60 vatios durante 6 horas.

Eco-Ark no solamente atrajo la atención y la admiración de la National Geographic, que produjo un documental al respecto y lo difundió en 150 países, sino que obtuvo importantes reconocimientos mundiales como el premio Earth Awards (2010) en el London`s Common Wealth of Secretariats, seleccionado por varios de los más destacados líderes mundiales en asuntos ecológicos, y más recientemente el premio a la Innovación Asiática 2011, conferido por la prestigiosa publicación The Wall Street Journal.

Mini-Wiz llega a Suramérica
En 2006 Arthur Huang fundó Miniwiz Sustainable Energy Development Ltd., una empresa de diseño, ingeniería y desarrollo de productos —con sede en Taipéi—dedicada a crear valor a través de la aplicación de tecnologías verdes que respondan a distintos nichos de mercado y nuevos estilos de vida.

Todos los desarrollos de la compañía están basados en el lema: “De basura a tesoro”. Hoy la empresa, además de los proyectos arquitectónicos, produce desde carcasas para iPhones utilizando desechos orgánicos de cáscara de arroz, hasta lámparas y barcos hechos a partir de plástico reciclado.

La empresa de Arthur Huang fue una de las principales expositoras en el “Segundo Encuentro Latinoamericano de Arquitectura Sostenible” celebrado del 6 al 8 de octubre pasados en Bogotá.  Su participación en este encuentro tiene mucho que ver con el gran interés de la firma en desarrollar e implementar sus tecnologías sostenibles en toda Suramérica.

Y justamente, como un primer paso en este sentido, Mini-Wiz acaba de realizar una alianza estratégica con la firma colombiana Ineko – Innovaciones Ecológicas (www.ineko.co) para comenzar a desarrollar proyectos de construcción y comercialización de sus productos verdes en esta parte del mundo.

Durante el encuentro en Bogotá El Empaque dialogó con dos miembros clave del equipo de arquitectos, quienes junto con Huang participaron en el desarrollo del Eco-Ark: Iván Pérez Roselló, director arquitecto, y David Lee, gerente de soluciones de construcción.

“Queremos lanzar esta tecnología verde en todo el mundo y vemos un gigantesco potencial en países en desarrollo y especialmente en aquellos que están experimentando un rápido crecimiento, tienen una dinámica industria de la construcción, y requieren diversas soluciones de vivienda de bajo costo,  como Colombia”, le dijo David Lee a El Empaque.  “Estamos desarrollando ya varios proyectos de construcción en China, una economía que crece muy rápidamente. Y vemos cómo Suramérica es la siguiente estrella en ascenso. De ahí la importancia de este mercado para nosotros. Además hemos observado el gran interés de las personas en Colombia en los asuntos ecológicos, y cómo los están asumiendo con muchísima seriedad. De manera que creemos este es el mejor momento para poner un pie en la región”, agregó.

“Buscamos ser reconocidos mundialmente como diseñadores de soluciones verdes fabricadas cien por ciento a partir de desechos. Estamos dedicados a crear productos de consumo con más de una vida útil; productos que, una vez usados, no terminen contaminando en los rellenos, y puedan ser reciclados, reutilizados, o supra-reciclados para diversos tipos de aplicaciones”, añadió Pérez Roselló.

Si visualizamos las mega-construcciones, edificios y diversos productos que hoy está desarrollando Mini-Wiz a partir de plástico de desecho reciclado, y pensamos en todas estas toneladas de material (en una gran proporción procedente de los desechos de envases) que están siendo desviadas de los vertederos, podemos dimensionar el valor e impacto ecológico de su propuesta.

De hecho Mini-Wiz  ha construido ya varios edificios con esta tecnología, entre ellos la tienda de departamentos Pacific en Chengdu, China; el edificio del Consejo de Hong-Kong; un Centro de Reciclaje de desechos electrónicos en Taoyuan, Taiwán; y el Pabellón Kesidang en Melaka, Malasia. Hoy la firma trabaja, además, en un proyecto de construcción de un mega-complejo en China, que comprende 16 edificios, un centro comercial, un teatro y un parque.

La magia de las “Botellas-Ladrillo”
A partir del revolucionario invento de Huang, o la “botella-ladrillo” de Pet llamada Pollibrick, el Eco-Ark fue construido empleando todas las técnicas para generar una muy baja huella de carbono en el proceso. “El hecho de que un edificio se construya a partir de material reciclado, en lugar de virgen, está haciendo una gran contribución en términos de ahorro energético, además del ahorro en espacio que está dejando de ocupar el material”, le dijo a El Empaque Pérez Roselló.

Para probar que su invento era posible Arthur Huang no solamente tuvo que superar el escepticismo de los inversionistas e ingenieros, con quienes finalmente se embarcó en la aventura del Eco-Ark; también tuvo que crear una estructura suficientemente fuerte como para resistir la severidad de los temibles tifones y terremotos.  Taiwán es conocida por ser uno de los países que mayor número de tifones recibe cada año, por lo menos 3 ó 4 azotan la pequeña isla al año.

Entonces, inspirado en la madre naturaleza, apeló al diseño del panal de las abejas por ser la estructura más eficiente del reino animal, para conformar el complejo interconectado en el que son ensamblados los bloques o Pollibricks.

¿Por qué la más eficiente? Gracias a la geometría hexagonal de los Pollibricks y a las múltiples conexiones que ellos generan, las fuerzas se distribuyen uniformemente en distintos puntos de la estructura; por ello el peso de las cargas se disipa y resulta extremadamente resistente, paradójicamente siendo una estructura muy liviana. El peso liviano del material no ejerce resistencia contra terremotos, lo que lo hace sismo-resistente.

El potencial del rPET para viviendas sostenibles
Huang recurrió al PET que, además de ser el principal material usado en los envases para bebidas en Taiwán, es liviano, durable y traslúcido –-factor que resulta fundamental pues permite que los edificios puedan utilizar luz natural durante el día.  

En términos de desempeño, entre cada Pollibrick se forma un espacio de 6 litros de aire que —según los expertos— es el mejor aislante del mundo: Aislando perfectamente sonido, frío y calor y, de esta forma, la necesidad de aire acondicionado en las construcciones. Justamente, la meta global de Mini-Wiz es reducir dramáticamente la huella de carbono de las edificaciones, causada por factores como los sistemas de aire acondicionado y el despilfarro en energía eléctrica.

De acuerdo con David Lee, una de las grandes ventajas que tiene el Pollibrick radica en que su manufactura es relativamente sencilla y representa un muy bajo consumo energético, especialmente si se compara con el empleado en fabricar otros materiales de construcción, por ende la huella de carbono en su producción es mínima.   En su manufactura se utiliza el mismo tipo de tecnología básica empleada para fabricar envases mediante moldeo por inyección-soplado.  

Taiwán, modelo de reciclaje para el mundo
Uno de los factores más poderosos para el éxito del proyecto de Mini-wiz está relacionado con el eficiente modelo de manejo de basuras de Taiwán, instaurado por su gobierno a raíz de los problemas que durante décadas sufrió el país, justamente por esta causa.

Antes de que esta política entrara en vigencia, los lugares donde se recolectaba la basura eran fuente de muy malos olores, y foco de atracción para ratones, insectos y todo tipo de plagas. Situación agravada por el clima subtropical de la isla.

Con el fin de estimular el reciclaje y mantener las calles libres de basura, por ley hoy los taiwaneses no solamente deben separar los desperdicios en sus hogares, y pagar por cada una de las bolsas de basura que desechan, sino que son los responsables de entregarlas directamente en los camiones recolectores que recorren las ciudades todos los días --excepto los miércoles y los domingos. Quienes incumplan con estas normas son sancionados con cuantiosas multas.

Basada en la premisa “el que contamina paga”, esta política ha hecho a los ciudadanos conscientes y responsables de su propia basura, y mucho más involucrados en el proceso de reciclaje.

Como parte de las medidas se eliminaron completamente los botes de basura de las calles; y gracias a que la disposición de materiales reciclables —como el papel, el plástico, las latas de aluminio, y las botellas— no les genera costos monetarios, el ahorro que cada ciudadano percibe por este tipo de recolección ha sido uno de los impulsores más eficientes del reciclaje en Taiwán.

Las cifras lo dicen todo. De acuerdo con una fuente oficial del gobierno taiwanés, “mientras en 1997 la cantidad de basura per cápita de la isla alcanzó un pico histórico de 1,14 kilogramos diarios, a finales de 2009 esa cifra se había recortado en 56%, a solamente 0,5 kilogramos. Y mientras cerca de 60% de las personas separaban y desechaban su basura apropiadamente en 1989, casi 100% de los taiwaneses lo hacen así hoy”.

Un cambio de paradigma
 “Si pienso cómo, tal vez, el empaque que acabo de usar y disponer muy bien para reciclaje puede ser mi pequeña contribución para la construcción de una vivienda sostenible, mi motivación para reciclar será bastante poderosa. Porque realmente estoy generando un impacto”, le dijo David Lee a El Empaque.

El sueño de Arthur Huang, hoy una realidad, es un testimonio elocuente del profundo impacto social, medioambiental y económico que puede generar la innovación tecnológica aplicada a la sostenibilidad.

Es una manifestación bastante clara de un cambio de paradigma que se está gestando hoy en distintos lugares del mundo; paradigma que no sólo transforma nuestra concepción de la “basura”,  sino que representa posibilidades infinitas para el desarrollo de economías locales sostenibles--algo no sólo muy útil sino necesario en países en desarrollo, como los latinoamericanos.

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